Desarrollo desigual, conflictos y tensiones en la frontera entre Republica Dominicana y Haití
Juan Del Rosario Santana[1]
Prof. de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y de la Universidad APEC
ORCID 0000-0002-8059-160X
juanrosario67@hotmail.com
La República Dominicana y Haití, dos países, que comparten una misma isla y en cuya frontera dominicanos y haitianos viven en condiciones socioeconómicas precarias, pero con marcadas diferencias y en la que constantemente se producen tensiones y conflictos en el uso recursos compartidos, migración y comercio. Así, en el lado dominicano, las autoridades tratando de revertir las pésimas condiciones de los habitantes del territorio implementan la Estrategia de Desarrollo de la Zona Fronteriza en las provincias de Montecristi, Santiago Rodríguez y Dajabón, Elías Piña, Pedernales, Independencia y Bahoruco, la cual dotará de infraestructuras para la mejora de servicios básicos y la creación de un marco propicio para el desarrollo de actividades productivas que permitan la generación de empleos e ingresos y por ende mejora, en la calidad de vida de sus habitantes. Partiendo de esta realidad, surge el interés de indagar, mediante el uso de una metodología cualitativa amparada en la revisión documental y el análisis de datos estadísticos si la estrategia dominicana podría profundizar la desigualdad entre ambos territorios. Los resultados del estudio aportan una visión novedosa no tomada en cuenta hasta el momento, de que este desbalance, incrementa las tensiones y conflictos en los ámbitos migratorios, comerciales, de acceso a servicios básicos, de seguridad fronteriza y diplomático, provocando mayores interrupciones en las actividades comerciales y migratorias. De ahí que cualquier esfuerzo de desarrollo económico y social deberá ser resultado de una intervención coordinada a nivel bilateral si se quiere una convivencia armoniosa y pacífica en la frontera dominico-haitiana.
Palabras claves: Desarrollo desigual, zona fronteriza, Conflictos y Tensiones. Controles fronterizos, Migración, Comercio, Inversión.
Uneven development, conflicts and tensions on the border between the Dominican Republic and Haiti
ABSTRACT
The Dominican Republic and Haiti, two countries that share the same island and on whose border Dominicans and Haitians live in precarious socioeconomic conditions, but with marked differences and in which tensions and conflicts constantly occur with the use of shared resources, migration and trade. Thus, on the Dominican side, the authorities trying to reverse the terrible conditions of the inhabitants of the territory implement the Border Zone Development Strategy in the provinces of Montecristi, Santiago Rodríguez and Dajabón, Elías Piña, Pedernales, Independencia and Bahoruco, the which will provide infrastructure for the improvement of basic services and the creation of a framework conducive to the development of productive activities that allow the generation of jobs and income and therefore improve the quality of life of its inhabitants. Starting from this reality, the interest arises to investigate, through the use of a qualitative methodology supported by documentary review and the analysis of statistical data, whether the Dominican strategy could deepen the inequality between both territories. The results of the study provide a novel vision not taken into account until now, that this imbalance increases tensions and conflicts in the areas of migration, trade, access to basic services, border security and diplomacy, causing greater interruptions in the commercial and migratory activities. Hence, any economic and social development effort must be the result of a coordinated intervention at the bilateral level if harmonious and peaceful coexistence is desired on the Dominican-Haitian border.
Keywords: Unequal development, border area, conflicts, and tensions. Border controls, migration, trade, investment.
En el mundo globalizado de hoy existen muchos países que comparten fronteras terrestres alrededor de las cuales se establecen relaciones diversas, tanto armoniosas como conflictivas y esto se debe a que en este territorio convergen conglomerados humanos en uno y otro lado, en donde las desigualdades superan con creces a las demás demarcaciones del resto de los países (Velasco (2020). En esta misma dirección, Salas (2015) planteaba que las fronteras se definen como un espacio privilegiado de las inequidades sociales y que, en las mismas, las disparidades injustas se hacen más extensas y profundas, violando el conjunto de derechos humanos que, en materia social, política, económica y cultural debe garantizar el Estado social de derecho. A seguidas manifiesta la existencia de un predominio de una visión restringida de la frontera como zona roja que torpedea las posibilidades de una política pública integral de atención a estas zonas que desde la perspectiva de la interculturalidad y su respectivo dialogo cultural, promueva estrategias para el aprovechamiento de las ingentes potencialidades presentes en la zona para el desarrollo y bienestar de estos pueblos.
Según Silva y Almeida (2019), en los países que comparten los espacios fronterizos los procesos de tensión y conflictos son un común denominador en todas aquellas fronteras de países con diferentes niveles de desarrollo por lo que estos territorios son considerados zonas de tensión y conflictos experimentados en las relaciones dialécticas de exclusión/inclusión, espacios de identidad incesante y reconstrucción cultural. Plantean, además, que su aislamiento de los centros más dinámicos de los países influye en la forma de lo que ellas denominan “fronteras calientes”, zonas que no solo sufren la falta de políticas públicas y la falta de servicios, sino que soportan problemas de violencia y de aumento del crimen, con tráfico ilegal de personas, de armas o de drogas. A seguidas agregan que en muchas zonas transfronterizas de la región de América Latina y el Caribe, con débiles estructuras socioeconómicas, políticas y con una población que no se siente atendida por el Estado, las propuestas de “ciudadanización” están sustituyéndose por un discurso “de soberanía” de carácter nacionalista y militarista que se centra en la reivindicación territorial, la militarización de las fronteras no está colaborando en el desarrollo de esas zonas que tienen problemas de gobernanza local, regional y no solo estatal.
Por otro lado, en un trabajo publicado por Ardila, Lozano y Quintero, (2021), describen las zonas fronterizas como aquellas en donde se observan conflictos sociales, económicos, culturales, militares y jurídicos que contraponen la soberanía y la supranacionalidad, y que responden a las relaciones entre los vecinos y a las particularidades de la región.
En una investigación realizada por García et al (2019) sobre el desarrollo fronterizo Ecuador-Colombia, provincia del Carchi, Departamento de Nariño durante el periodo 2017-2019 estos concluían que la frontera es un espacio que integra territorialmente a localidades de dos países vecinos. Esta visión es ampliada por el experto en temas de frontera Enríquez Bermeo (2015), quien establece que entre las localidades fronterizas existe una importante relación basada en las denominadas asimetrías complementarias, en las que una frontera abastece a la otra de las mercancías de que ésta carece o los precios de sus bienes son muy competitivos, incluso de bienes demandados por todo el país. En ese sentido, la frontera es un campo de fuerzas que se atraen (imán) y conforman una región, por tanto, el bienestar de la población de ambos territorios depende en gran medida, de la intervención estatal en ambos lados y con una visión integral, ausente en los actuales momentos en las principales franjas limítrofes del mundo (Salas 2015).
METODOLOGIA
Para la realización del estudio se implementó una metodología cualitativa, cuya técnica principal de recolección de los datos fue de tipo bibliográfico y mediante él se analizaron estadísticas, estudios previos sobre el desarrollo desigual, tensiones y conflictos en los territorios fronterizos, incluyendo las asimetrías y relaciones que se producen en el espacio limítrofe entre la República Dominicana y Haití. Para la materialización de estos fines, se revisó una amplia bibliografía de textos, libros, artículos, publicaciones periodísticas y estadísticas que abordan la temática del desarrollo fronterizo y sus complejidades, así como documentos sobre la “estrategia de desarrollo de la zona fronteriza” que implementa el gobierno dominicano desde el año 2021 en 7 provincias fronterizas localizadas en el lado Este de la Isla Hispaniola.
RESULTADOS y DISCUSIÓN
A pesar de compartir una misma Isla, La Hispaniola, la República Dominicana (lado Este de la Isla) y Haití (Oeste) son dos países que presentan fuertes asimetrías en los órdenes económico y social, ya que la nación dominicana presenta mayores niveles de desarrollo económico y social que la haitiana. Datos del Banco Mundial (2023) confirman estas diferencias pues en el caso del Producto Bruto Interno (PBI) medido a precios corrientes, en dominicana al 2022 fue de USD113.641,86millones y el haitiano de USD20.253.551,89es decir, la primera es 4 veces mayor que la segunda. Asimismo, el PIB percapita dominicano supera casi siete veces al de Haití al alcanzar los USD8,476 dólares por persona contra tan solo USD1,829.06. Además, mientras el Producto Interno Bruto dominicano creció en el año 2021 en un 12.3%, el de Haití fue negativo de -1.8%. Situación similar se muestra en los niveles de desempleo en ambas economías, pues según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) este representaba en la nación dominicana un 7.7% de la Población Económicamente Activa (PEA), menos de la mitad del observado en la haitiana que fue de 15.0%. Comportamiento muy parecido tiene la inflación, pues en el año 2021 el 8.2% en el lado Este y en el 16.8% en el Oeste.
Por otro lado, con una población muy similar de 11 millones de habitantes al 2020 según destaca el Banco Mundial (2023), el número de habitantes en condición de pobreza difiere significativamente de un lado a otro. Por ejemplo, tomando como base 1.90 dólares por día (2011PPA) en Haití el 29.2% es pobre, en cambio en República Dominicana tan solo el 1.1.% vive en la miseria y su esperanza de vida es de 73 años, muy superior a la haitiana que es de 64 años en promedio.
A pesar de estas diferencias, en la frontera, la situación de precariedad económica y social es similar en relación con otras demarcaciones fuera de este territorio. Desempleo, pobreza, migración interna y externa, carencia de servicios básicos, desatención estatal y baja inversión privada son solo algunas de las características que presentan los grupos poblaciones fronterizos dominicanos y haitianos. Pero con un agravante, mayores niveles de hacinamiento en el lado Oeste de la Frontera que en el Este, el cual acusa una emigración interna por razones principalmente económicas. Estos desbalances definen en gran medida la intensidad de las relaciones dominico-haitiana en todos los órdenes, así lo establecen Ceara-Hatton (2017), Ceara, Marsteintredet e Yri (2014) cuando plantean la existencia de una gran brecha en términos de igualdades entre la República Dominicana y la de Haití.
En lo relativo a las diferencias, similitudes y problemas comunes que afectan comunidades haitianas y dominicanas en la frontera y los determinantes de las tensiones y conflictos que allí se producen, Gomera y Del Rosario (2020) sostienen que:
· La Actividad económica Principal: Agricultura poco diversificada y de baja productividad, sobre la base del usufruto irracional de recursos naturales sustentado en la tumba y quema y la producción de carbón de leña. A esto se une, una escasa actividad industrial, en ambos lados.
· El Comercio Fronterizo informal, desorganizado y contrario a las reglas del comercio internacional y el mismo involucra una multiplicidad de actores públicos (militares, alcaldías, etc.) y privados (sindicatos camioneros, asociaciones de vendedores por productos, etc.) que hace la actividad muy vulnerable a los conflictos generados en los ámbitos de control migratorio, seguridad fronteriza y transporte terrestre de mercancías.
· La Inversión pública y privada es de baja intensidad lo que provoca una fuerte dependencia de actividades de subsistencia, y el uso inadecuado del recurso agua como medio de vida. Esto se traduce en mayores niveles de pobreza principalmente en el lado haitiano, generando una mayor presión migratoria hacia el lado Este de la isla (Ceara-Hatton, 2017).
· Las recaudaciones fiscales en la zona fronteriza son poco significativas en relación con las captaciones nacionales y esto es una expresión del escaso nivel de desarrollo económico que presenta.
· Deficientes servicios básicos en el lado dominicano y prácticamente ausentes en el haitiano, generando mayor presión de los flujos de nacionales haitianos hacia el lado dominicano en busca de estos.
· La debilidad institucional en ambos lados de la zona de frontera y la ausencia de mecanismos binacionales efectivos dificultan la coordinación de políticas y acciones con actores sociales locales con cierto nivel de autonomía en la resolución de conflictos, en el manejo de recursos y en el cumplimiento de acuerdos binacionales que promuevan el desarrollo en ese territorio.
· La dinámica cultural está caracterizada por la desconfianza, en donde el idioma y la religiosidad funcionan como mecanismos de atracción y repulsión. La música y la cultura culinaria son asumidas sin mayores inconvenientes.
Estudios realizados por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana (MEPYD, 2022) y por Civolani, Martínez, Woodin (2022) identifican al menos cinco dimensiones de las diferencias estructurales en la zona fronteriza dominicana que son; la Dimensión Institucional, en la que la ausencia de espacios de coordinación, escasa capacidad institucional de los gobiernos locales, la ausencia de información estadística representan los principales nudos que limitan el impulso requerido para el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de allí.
En la Dimensión social, se registran mayores niveles de pobreza con casi 2/3 partes de la población en nivel socioeconómico muy bajo y bajo, muy superior al 1/3 registrado a nivel nacional (Oficina Nacional de Estadísticas-ONE,Enhogar, 2018). Asimismo, se manifiestan brechas de acceso de agua y otros servicios básicos, falta de saneamiento ambiental, energía eléctrica, vivienda digna y de recursos tecnológico, que faciliten la comunicación y la producción y análisis de la información. De igual manera, se evidencia tal una brecha de salud tal y como lo expresan Civolani, Martínez, Woodin (2022), expresada en una mayor prevalencia de enfermedades transmisibles y altas tasas de mortalidad materno-infantil, producidas entre otras cosas, por la baja cobertura y calidad de los servicios de salud y agravada por la vulnerabilidad socioeconómica de los hogares. En términos de educación, se registra una insuficiente cobertura educativa de los niveles inicial y medio, baja calidad de la oferta y una limitada pertinencia de la educación técnica profesional, desvinculada de la demanda del mercado laboral (brecha educación).
En la Productiva, Dorrejo y Verrier (2022) en un artículo publicado en la revista Arquitexto, del mes de julio del año 2022, señalan que los bajos niveles de actividad económica y el rezago productivo de las provincias fronterizas evidencian una expresión de las desigualdades en la distribución de las oportunidades de desarrollo económico nacional. Esta heterogeneidad territorial se caracteriza por una concentración espacial de la actividad económica alrededor de los principales polos de desarrollo, principalmente en el gran Santo Domingo, Santiago y algunas zonas turísticas del Este; y, persistentes desigualdades en el acceso a las oportunidades de bienestar material entre las diversas regiones del país. En este aspecto, Civolani, Martínez, Woodin (2022) establecen que el rezago productivo de las provincias de la zona fronteriza está determinado fundamentalmente por tres brechas estructurales: i) productividad, ii) acceso a financiamiento, y, iii) capital humano.
También, en la Dimensión infraestructura. La zona fronteriza ha estado afectada históricamente por muy bajos niveles de inversión pública, determinado por la mayor rentabilidad de esta inversión en los centros urbanos con elevada concentración poblacional y concentración de la actividad económica. Como resultado, estas provincias presentan un déficit de infraestructura de agua y saneamiento, riego, carreteras, puertos, aeropuertos, energía, conectividad digital, entre otros, que limita la competitividad de las actividades existentes y la localización de nuevas inversiones, reproduciendo las desigualdades territoriales.
Finalmente, la Dimensión ambiente. A nivel nacional, los únicos reductos que mantienen el equilibrio de la biosfera y sirven de hábitat para las especies que se han desarrollado en la isla son las áreas protegidas y según Civolani, Martínez, Woodin (2022) estas áreas se encuentran amenazadas por la deforestación y el aumento de la frontera agrícola, debido a la presión por parte de una población con altos niveles de pobreza y la reducida fiscalización estatal. En esa dirección, el mal manejo de los residuos sólidos reduce la calidad de vida y aumenta las morbilidades de los rangos etarios más vulnerables.
Los conflictos y tensiones en el territorio de la frontera dominico-haitiana responden a múltiples razones, pero fundamentalmente están relacionados a razones migratorias, comerciales, demanda de servicios básicos y a cuestiones políticas en menor medida. Además, a situaciones de contrabando de mercancías, armas, drogas, así como a situación de violación de derechos humanos.
a) Comercio Transfronterizo
El comercio transfronterizo es caracterizado principalmente por la informalidad, con alto contenido de discrecionalidad y control de autoridades militares, lo cual desplaza el rol de las aduanas y la migración en el intercambio y en el caso formal, se observa un fuerte desequilibrio a favor de República Dominicana. Este comportamiento es sostenido por la experta Speck (2019), quien manifiesta que el comercio transfronterizo entre República Dominicana y Haití es descontrolado, lo cual acentúa las diferencias y dificulta las relaciones bilaterales. A seguidas indica “que las exportaciones de la República Dominicana, valoradas en cientos de millones de dólares, entran de manera ilegal a Haití, privando al gobierno de los ingresos necesarios para crear empleos, proveer servicios básicos e impedir el crecimiento de los sectores agrícola e industrial haitianos. Mientras tanto, los haitianos imposibilitados de obtener empleo, educación, o salud en su país cruzan a la RD, incrementando la población indocumentada en ese país”. Concluye que las iniciativas realizadas por ambos gobiernos para controlar estos flujos prohibiendo algunos tipos de intercambio transfronterizo o deportando emigrantes lo único que han hecho es fomentar la corrupción.
En la dirección anterior, Gómez García (2022, 13 de junio) reporta que el comercio con Haití es muy sensible a los conflictos sociales y migratorios que frecuentemente se producen principalmente en el lado haitiano, produciendo constantes bloqueos de entrada y salida de mercancías, así como otras dificultades en las operaciones en el mercado binacional.
b) Conflicto migratorio
En el aspecto migratorio, tenemos que el cruce sin los permisos correspondientes de nacionales haitianos, las deportaciones masivas de estos desde el territorio dominicano y los excesos de autoridades militares de ambos lados relacionados con el paso de la frontera son los principales problemas en lo relativo a la migración. Al referirse a estos conflictos, los autores Polanco, Castillo, Chalas y Reyes (2018) planteaban que una de las características más destacada de la inmigración haitiana hacia el territorio dominicano era:
Los ingresos no autorizados de migrantes a través de la frontera terrestre que separa a la República Dominicana de Haití y que los mismos obedecían a las dificultades que representa ejercer un control a lo largo de una frontera caracterizada por su gran tamaño y su porosidad. La misma es realizada de forma independiente sin intermediarios, y muchos otros ingresan a través de redes de tráfico de migrantes que operan a ambos lados de la frontera y que también se han diversificado y consolidado en las últimas décadas. Aducen que la principal razón de la inmigración haitiana en las provincias fronterizas es la económica y específicamente la que tiene que ver con lo laboral o con fines de fijar residencia en este lado. (p. 235).
La búsqueda de servicios básicos como la salud, otra razón de conflictos en lo migratorio, particularmente lo relacionado con los partos de mujeres haitianas en instalaciones hospitalarias dominicanas de la cual se establecen cifras que van sobrepasan el 50% de las atenciones en hospitales públicos.
De acuerdo con la organización Manos Unidas (2022), la migración haitiana representa un desafío para la nación dominicana, un drama ante el que no se puede ser indiferente y sostienen que se ha establecido un control migratorio paralelo al de los gobiernos de ambos países, el cual es controlado por mafias que ofrecen falsas promesas para agilizar la documentación legal de las personas migrantes a cambio de grandes sumas. Esto hace la gestión migratoria dramática y dañina.
También, Gómez García (2022, 13 de junio), reporta que en Haití los actos violentos han arreciado y que un 70% del territorio está controlado por bandas criminales, lo que ha incrementado el flujo migratorio de forma irregular de haitiano hacia República Dominicana y para contrarrestar esto, las autoridades dominicanas han aumentado los operativos migratorios y las deportaciones
c) Contrabando
La frontera dominico-haitiana ha sido escenario de frecuentes actividades de contrabando en una y otra dirección a pesar de los esfuerzos que hacen organismos dominicanos y haitianos responsables de la seguridad fronteriza.
La agudización de la crisis haitiana en los ámbitos de la política, la inseguridad ciudadana, la escasez de alimentos y combustibles debido al accionar de bandas armadas que controlan una gran parte del territorio haitiano, han incrementado las actividades de contrabando, principalmente en lo concerniente al tráfico de combustible. En este sentido, el matutino dominicano Periódico Diario Libre (2022, 20 octubre) reporta que el contrabando de combustible desde la Republica Dominicana hacia Haití se ha convertido en una actividad bastante rentable, ya que de este lado un galón de gasolina es vendido a RD$600; en Haití esta ronda los 15 dólares, unos 800 pesos y que esta conjuntamente con el diésel es adquirida en estaciones de la zona fronteriza utilizando motocicletas y otros vehículos, luego son trasvasados en tanques para ser comercializados en el lado haitiano. Para pasarlo hacia el lado haitiano se utilizan yolas por las playas de Pedernales, el lago Azuey en la parte de Jimaní y las vías terrestres en Elías Piña y Dajabón.
Refiere el Periódico Diario Libre (2022, 21 octubre) que supuestamente, estos contrabandistas pagan a los empleados de las estaciones para que carguen los vehículos sin llamar atención y en ese mismo esquema de sobornos también entrarían "militares del Cesfront y de la Armada dominicana". Esto corrobora denuncias que siempre se han hecho en las operaciones de inmigrantes, contrabando de que existen autoridades de ambos lados involucradas en estas acciones ilícitas.
En una investigación realizada por Speck (2019) sobre el Comercio Transfronterizo y Corrupción en la Frontera Domínico-Haitiana éste concluyó que el contrabando es estimulado por el constante cierre de la frontera dominico-haitiana en donde el robo, el tráfico y venta de mercancías ilícitas que crean un clima de inestabilidad mayor. A seguidas expresa que las iniciativas realizadas por ambos gobiernos para controlar estos flujos – prohibiendo algunos tipos de intercambio transfronterizo o deportando emigrantes – lo único que han hecho es fomentar la corrupción en la que participan autoridades de Aduanas de Haití – sobornados o intimidados por poderosos parlamentarios y empresarios – permiten que los importadores introduzcan sus cargas por la frontera sin ser sometidas a las inspecciones reglamentarias y en el caso dominicano, los soldados permiten que los trabajadores haitianos o comerciantes crucen la frontera sólo si pagan un “peaje” para evitar su deportación.
d) Conflictos por el control del Transporte de carga y de pasajeros
Otro elemento que ocasiona frecuentes conflictos y tensiones entre dominicanos y haitianos en la zona fronteriza es la lucha por el control del transporte de mercancías y personas que se verifica en los principales pasos, principalmente en el área de Dajabón tal y como lo expresaron Ceara Hatton, Marsteintredet, y Sorlie Yri (2014). Allí, son frecuentes los cierres y bloqueos ocasionados por conflictos por el control de la carga y ahora con la crisis reciente en Haití por el acceso al combustible, ya que las autoridades dominicanas han implementado medidas de control en el dispendio de este.
En una reseña periodística recogida en el Periódico Diario Libre (2022, 21 octubre) destacaba que el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) anunciaba el cierre de la puerta Dajabón-Juana Méndez debido a que camioneros que conducen vehículos denominados “Tatao”, mantenían bloqueado ese acceso en el lado haitiano en demanda de que se les permita abastecerse de combustible sin ningún tipo de control en la parte dominicana. De igual manera, conductores de motores de tres ruedas, solicitan que se le permita el acceso directo a territorio dominicano, sin observar las medidas adoptadas por las autoridades.
e) Conflictos por acceso a combustibles
En un trabajo publicado por Fernández (2022) relata como los disturbios provocados por la búsqueda del combustible impidió que el mercado fronterizo o binacional como también se le llama se realizara en el punto de Dajabón-Juana Méndez, ya que los haitianos demandaban de las autoridades locales que les permitieran abastecerse de combustibles sin ningún tipo de restricción. Similar situación se produjo en el paso Carrizal-Elías Piña en donde motoconchistas haitianos también bloquearon la puerta de acceso en el lado haitiano por el tema de combustible. Esto lo confirma el autor Flecher (2023) cuando establece que la situación empeora con el bloqueo de rutas en el país que impiden el transporte de productos agrícolas, el acceso a fertilizantes químicos y algunos productores tienen que negociar con las gangas un derecho de paso, situación esta que encarece el precio de los alimentos y paraliza la dinámica productiva de gran parte del país. Asimismo, continúa planteando el autor., que la situación alimentaria en el vecino país se deteriora cada vez más hasta el punto de que alrededor de 4.9 millones de personas están en inseguridad alimentaria. Citan como ciudades fronterizas impactadas como el Nord y Nord-Est, el Artibonito, así como la comuna de Croix des Bouquets
f) conflictos por acceso a servicios básicos
La ausencia y deficiencia de los servicios básicos haitianos, unidos a la falta de recursos económicos y de documentación de estos nacionales, se convierte en un elemento de tensión migratoria permanente para el lado dominicano, ya que muchos de ellos intentan ingresar por diferentes medios no formales en busca de servicios básicos, sobre todo, de salud y educación, principalmente mujeres y niños, quienes tratan de evadir los elevados niveles de hambre y pobreza. Por ejemplo, datos del Instituto Nacional de las Migraciones (INM-RD,2018) de la República Dominicana dan cuenta de que la situación de vulnerabilidad de la población inmigrante en la zona fronteriza es el acceso a la salud, que se facilita con la tenencia de un seguro de salud.
g) Situación actual haitiana que genera conflictos en RD
La situación actual haitiana que genera conflictos en República Dominicana es multifactorial y se construir a partir de un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos publicado en el año 2023. Dentro de estos, el organismo gubernamental del gobierno norteamericano señala:
a) El deterioro de la seguridad en Haití: asesinatos, secuestros, robos, etc.
b) La profunda crisis económica que vie ese país: económica con crecimiento negativo y alta inflación
c)Las crisis alimentarias que se vive allí
d)La crisis sanitaria con la colera como elemento puntal de la insalubridad haitiana
e) La inestabilidad política e institucional que aleja la posibilidad de un país democrático, con elecciones libres.
Como se puede notar estas situaciones presionan a las autoridades dominicanas a ejercer un mayor control de la frontera dominicana como forma de contener la avalancha de nacionales haitianos que tratan de escapar de Haití para salvaguardar sus vidas, buscar fuentes alternativas de ingresos y la seguridad de la familia.
En aras de ir cerrando las brechas estructurales del atraso que en términos de desarrollo económico y social presentan las provincias que hacen frontera con Haití, el gobierno dominicano puso en marcha la estrategia “Mi Frontera RD”, la cual contiene acciones destinadas a dinamizar las actividades político-administrativas, económicas, sociales y culturales de ese territorio y que según el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana (MEPYD,2021), la misma está fundamentada en cuatro elementos que son: inicialmente, el lugar de origen constituye en ocasiones un factor de desventaja para el desarrollo de las personas y de sus actividades económicas, lo que determina la importancia del territorio. En segundo, el rezago histórico de la zona fronteriza ha acentuado las divergencias entre este territorio y el resto de la República Dominicana. En tercero, la necesidad de incorporar la dimensión de la cohesión territorial en el diseño y gestión de las políticas públicas, lo cual permitirá reducir las disparidades entre los territorios más rezagados y el resto del país y en cuarto, está el supremo y permanente interés de la zona fronteriza, establecido a nivel constitucional y en el marco estratégico nacional vigente en la Ley 1-12.
Según Dorrejo y Verrier (2022), la estrategia comprende cinco dimensiones que son: la institucional, la social, la productiva, las infraestructuras y la ambiental. Así, en la institucional se tocan los aspectos institucionales, en la social se tocan los temas de educación, salud, pobreza y servicios básicos. En la productiva, se tratan los aspectos relativos a productividad, acceso a financiamiento, capital humano, en Infraestructura está el agua, energía, conectividad y conectividad digital. Finalmente, en la dimensión ambiental está lo relacionado con medio ambiente y riesgo.
El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana (MEPYD,2021) plantea que la estrategia “Mi Frontera RD”, comprende los territorios fronterizos de las provincias de Montecristi, Santiago Rodríguez y Dajabón, las cuales fueron definidas como el Polo Fronterizo Norte. Luego están las provincias de Elías Piña y toda la región de El Valle, denominado como Polo Centro y finalmente, las provincias de Pedernales, Independencia y Baoruco, Región Enriquillo, las cuales fueron definidas como el Polo de la Frontera Sur.
Al valorar las distintas acciones para el desarrollo fronterizo, Dorrejo y Verrier (2022) reportan que cada una de las acciones contempladas, aportará recursos y calidad de vida a sus residentes a través de diversos medios de producción. Por ejemplo, en el Norte, se fomentará la localización de nuevas industrias, junto a todo un sistema de la logística (hub), alimentado por la producción y la exportación de rublos agrícolas como el banano y la generación de energía eléctrica (Puerto de Manzanillo). En el Centro se proyecta la consolidación del sector agropecuario, vinculado al desarrollo agroindustrial y el fomento de la agropecuaria y del comercio transfronterizo hacia las principales ciudades de Haití. Finalmente, el de la Sur, se orienta al turismo sostenible, el fortalecimiento de una economía de servicios sustentada en las MiPymes y las cooperativas rurales, la industrialización agrícola y a partir del turismo, incrementar la oferta de servicios de hoteles, bares, restaurantes y excursiones a los visitantes e impulsará el comercio transfronterizo hacia Puerto Príncipe cuya distancia entre ambos puntos es menor a 100 kilómetros.
Según declaraciones del Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, recogidas en la publicación del portal gubernamental Presidencia (2022, 26 abril ), planteaba que el ambicioso proyecto implicaba una primera fase ya en ejecución que era la de dotar de servicios básicos a la población fronteriza, principalmente en lo relativo a: transporte, educación, salud, educación, agua, riego y atención a emergencias, priorizando las áreas de educación y salud ya que son una respuesta a las necesidades identificadas en la Estrategia de Desarrollo de la Zona Fronteriza (EDZF). Otras acciones consignadas en la estrategia eran la instalación del Sistema 9-1-1, así como la creación de una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el mejoramiento de las infraestructuras del Puerto de Manzanillo en Montecristi. Asimismo, las inversiones priorizadas en Cabo Rojo, Pedernales.
Para atraer inversión privada la estrategia consigna una serie de incentivos como la exención del cien por ciento del pago de impuestos internos, aranceles sobre materias primas, equipos y maquinarias entre otros. Según reporta el portal Presidencia (2022, 26 abril), estos mecanismos están definidos en la ley 28-01, reformada por la 12-21 sobre desarrollo fronterizo. Además, un cincuenta por ciento en el pago de libertad de tránsito y uso de puertos y aeropuertos. Mediante los incentivos esta ley se han beneficiado 42 empresas que representan un sacrificio fiscal para el gobierno de más de RD$1,400 millones de pesos en el año 2022 por procesos de importación de mercancías (materias primas, maquinarias, equipos, entre otros) y compras locales
De acuerdo al portal Presidencia (2022, 26 de abril) en el año 2022, el gobierno dominicano invirtió unos RD$6.783 millones, (US$123,3 millones, a la tasa del día) y durante este año, en siete provincias de la zona fronteriza con Haití, lo que representa el 12% de la inversión total a nivel provincial. Así, mientras estos proyectos comienzan a materializarse en la franja dominicana, en la franja haitiana fruto del proceso de inestabilidad política, económica y social que vive Haití en los actuales momentos, las posibilidades de desarrollo de ese espacio fronterizo se alejan y la gente se sume cada vez más en la pobreza.
Se espera que estas acciones impacten positivamente las condiciones de vida de los dominicanos que viven en el lado Este del territorio fronterizo a través de la creación de nuevos empleos formales, con salarios dignos, en los proyectos de emprendimientos, así como en el impulso de un aumento en la cantidad de población residentes.
Las 90 iniciativas contenidas en la Estrategia “Mi Frontera RD”, según Caraballo (2022) contribuirán a la reducción de los niveles de pobreza en que viven los habitantes del territorio. Sin embargo, en el lado haitiano no existe hasta el momento de la elaboración de este articulo ningún plan por lo que es obvio que este empuje acentuaría aún más, las desigualdades en el espacio fronterizo. Así, en el Polo Central según declaraciones del Ministro de entonces del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo-MPEYD publicadas en el portal gubernamental presidencia gob.do (Presidencia (2022, 26 abril) se proyecta la consolidación del sector agropecuario, vinculado al desarrollo agroindustrial y el fomento de la agropecuaria y del comercio transfronterizo hacia las principales ciudades de Haití. Pero he sabido que las actividades agropecuarias de ese espacio de la frontera son realizadas por nacionales haitianos, lo cual sugiere que de concretarse estas iniciativas se incrementaría inmediatamente una demanda de mano de obra que sería ocupada por inmigrantes irregulares haitianos, lo cual podría implicar un incremento de los conflictos y tensiones relacionados con los temas migratorios. Esto obligaría al gobierno dominicano a aumentar los mecanismos de resguardo de la frontera.
Finalmente, la publicación mostrada en el portal precedentemente indicado, señala que en el Polo Sur se orienta al turismo sostenible, el fortalecimiento de una economía de servicios sustentada en las MiPymes y las cooperativas rurales, la industrialización agrícola y a partir del turismo, ofertará los servicios de hoteles, bares, restaurantes y excursiones a los visitantes e impulsará el comercio transfronterizo hacia Puerto Príncipe cuya distancia entre ambos puntos es menor a 100 kilómetros. Esto podría ser cierto, pero la realidad es que en la provincia de Pedernales escasea una mano de obra especializada para incorporarse al turismo allí por lo que habría de esperarse una mayor presión migratoria tanto interna desde otras provincias dominicanas y claro está desde el lado haitiano también, principalmente de la zona turística de Jacmel en Haití.
Si bien es cierto que Haití podría convertirse en un suplidor importante de productos agrícolas complementando así la oferta dominicana al sector turístico de Pedernales, pero en estos momentos, las zonas más importantes en términos agrícolas de esa nación están siendo controladas por bandas haitianas que atemorizan a los productores hasta el punto en que se ven obligado al abandono de su medio de subsistencia.
También se espera que la estrategia MI Frontera se traduzca en un mayor fortalecimiento institucional de las entidades gubernamentales que operan en el lado Este de la frontera, sin embargo, en el lado haitiano continúa ocurriendo todo lo contrario, las existentes se debilitan aún más con los problemas políticos que allí existen, dificultando cualquier posibilidad de dialogo o de acciones conjuntas para dirimir conflictos. Además, esta ausencia, estimula la ocurrencia de situaciones como el incremento de la discrecionalidad en el cobro de las tasas administrativas aduaneras, dificultades para el paso de compradores y vendedores, dificultades para articular acciones binacionales con lo cual se ahondarían los conflictos y tensiones fronterizos entre otras. De igual manera, en un escenario de inversión social en el lado Este de la frontera es obvio que las mejoras en esos servicios generarán una presión desde Haití hacia dominicana en busca de estos servicios.
No obstante, estos pronósticos, autores como Olddone - Quiroga Barrera – Sartori-Henrique y otros (2016) sustentan que el desarrollo de una infraestructura que aumente o facilite el contacto entre las diferentes regiones permite reducir algunas de las asimetrías estructurales mencionadas en el apartado anterior al estimular la integración productiva por medio de las cadenas de valor porque aproxima espacios económicos, reduce barreras físicas al comercio, reduce los costos de transporte y amplía la dimensión de los mercados, a la vez que genera oportunidades de captar mayores flujos de inversión. De esta forma, la reducción de brechas se da por medio de una mayor conectividad física pero también al generar las condiciones necesarias para atraer inversiones y reducir las asimetrías, avanzando hacia una mayor igualdad.
La estrategia “Mi Frontera RD” auspiciado por el gobierno dominicano contribuiría al mejoramiento de las condiciones de vida de los dominicanos y dominicanas que allí residen, pero a la vez profundizaría las desigualdades frente a los haitianos y esto representaría un elemento importante para el incremento de las tensiones y conflictos del territorio, sobre todo en los órdenes migratorio, comerciales, acceso a servicios básicos y empleos.
Los resultados del estudio apuntan hacia una intervención de desarrollo bilateral en la zona fronteriza. Por lo tanto, el gobierno dominicano debe activar y movilizar la Comisión Mixta Binacional coordinar acciones en favor de las comunidades fronterizas de ambos lados.
Dado los atrasos que presentan las provincias fronterizas dominicanas en términos económicos, sociales e institucionales es muy probable que se presenten ciertas dificultades principalmente en el orden de la empleabilidad, ya que parte de las iniciativas planteadas demandan mano de obra con cierto nivel de calificación que no se encuentra fácil en el territorio, lo que podría provocar exclusión y una presión interna de inmigrantes trabajadores dominicanos calificados que eventualmente llegarían de otras provincias, así como de nacionales haitianos en busca de ingresos que les permitan el sustento de su familia en esa nación empobrecida.
Urge al gobierno dominicano contactar organismos internacionales de cooperación a los fines de conformar un fondo regional de apoyo al desarrollo haitiano que permita equiparar las iniciativas dominicanas con las haitianas en el territorio fronterizo como forma de contener el incremento de los conflictos y tensiones entre las dos nacionales. Tal y como lo plantean Oddone, Quiroga Barrera Oro, Sartori de Almeida Prado y otros (2016) esto sería un fuerte estímulo para la integración fronteriza, desencadenando un proceso incremental de tipo spill over o efecto inducido mediante el impulso y la consolidación de directivas tendientes a la visibilización de demandas y necesidades tanto nacionales como subnacionales con el objetivo de brindar respuesta mediante la concreción de obras de infraestructura. La instancia de decisión sobre el uso de estos fondos requiere de una visión integral y conjunta de los Estados que realizan los aportes (intra-estatal entre los diferentes niveles que conforman el Estado e interestatal entre los Estados colindantes), procurando perseguir los criterios de efectividad, eficiencia y economía.
Es necesario que estas iniciativas contemplen mecanismos reales de integración de las autoridades y habitantes de las provincias fronterizas, principalmente como observadores a fin de garantizar compromisos e inversiones. Esto es coherente con lo sostenido por Oddone, Quiroga Barrera Oro, Sartori de Almeida Prado y otros (2016), quienes en su informe Pactos territoriales en la construcción de regiones transfronterizas: por una mayor integración a múltiples niveles sugieren el establecimiento de un pacto horizontal en diferentes niveles; a nivel local, para arribar a un acuerdo en torno a la definición del espacio transfronterizo y en consecuencia, aspectos tales como el perfil productivo y comercial y la posterior identificación de demandas acorde a este consenso. A nivel nacional, mediante el aporte de capitales para la conformación de un fondo de inversión regional que permita luego la aprobación de los proyectos presentados por los niveles locales.
Las autoridades dominicanas si bien es cierto que están realizando inversiones de capitales en la zona fronteriza, no deben dejar de lado el tema de la asistencia técnica. Se han estado realizando algunos cursos de capacitación en servicios básicos en el polo Pedernales para adecuar la mano de obra a la demanda del turismo, pero estos esfuerzos resultan insuficientes, ya que la población joven de allí emigra por razones fundamentalmente económicas y no va a retornar a estudiar perdiendo ingresos, por lo que el Estado debe contemplar algún tipo de compensación al menos igual al salario que los que trabajan están recibiendo en ese momento.
En la dimensión medioambiental se debe tomar en cuenta la existencia de recursos naturales compartidos de modo que cualquier intervención debe tomar en cuenta esta realidad a los fines de no afectar a los habitantes del país vecino.
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