Resumen

Esta reseña es un análisis del libro de reciente aparición, publicado por la editorial Miño y Dávila en 2025, dentro de la colección Crestomatías, dirigida por el Dr. Félix Angulo Rasco, titulado Emprendimiento o emprendedurismo educativo. Educar en las reglas del capitalismo: la nueva guerra cognitiva neoliberal en educación, cuyo autor, Enrique Javier Díez Gutiérrez, es Catedrático de Universidad en la Facultad de Educación de la Universidad de León, y ha publicado estos últimos años varios libros que enmarcan lo que se desarrolla en este: Pedagogía del Decrecimiento (2024). La memoria histórica democrática de las mujeres (2023), Pedagogía Antifascista (2025), La historia silenciada (2022), Educación crítica e inclusiva para una sociedad poscapitalista (2021), La asignatura pendiente (2020), La educación en venta (2020), Educación para el bien común (2020), La revuelta educativa neocon (2019) o Neoliberalismo educativo (2018).

Palabras clave: Emprendimiento, educación, neoliberalismo, capitalismo, adoctrinamiento educativo, pensamiento crítico, sociología de la educación.

Abstract

This review is an analysis of the recently published book by Miño y Dávila in 2025, within the Crestomatías collection, directed by Dr. Félix Angulo Rasco, entitled Emprendimiento o emprendedurismo educativo. Educar en las reglas del capitalismo: la nueva guerra cognitiva neoliberal en educación, whose author, Enrique Javier Díez Gutiérrez, is a Professor at the Faculty of Education of the University of León (Spain), and has published several books in recent years that frame what is developed in this one: Pedagogía del Decrecimiento (2024). La memoria histórica democrática de las mujeres (2023), Pedagogía Antifascista (2025), La historia silenciada (2022), Educación crítica e inclusiva para una sociedad poscapitalista (2021), La asignatura pendiente (2020), La educación en venta (2020), Educación para el bien común (2020), La revuelta educativa neocon (2019) o Neoliberalismo educativo (2018).

Keywords: Entrepreneurship, education, neoliberalism, capitalism, educational indoctrination, critical thinking, educational sociology.

Resumo

Esta recensão é uma análise do livro recentemente publicado por Miño y Dávila em 2025, dentro da coleção Crestomatías, dirigida pelo Dr. Félix Angulo Rasco, intitulado Emprendimiento o emprendedurismo educativo. Educar en las reglas del capitalismo: la nueva guerra cognitiva neoliberal en educación, cujo autor, Enrique Javier Díez Gutiérrez, é professor na Faculdade de Educação da Universidade de León (Espanha), e publicou nos últimos anos vários livros que enquadram o que é desenvolvido neste: Pedagogía del Decrecimiento (2024). La memoria histórica democrática de las mujeres (2023), Pedagogia Antifascista (2025), La historia silenciada (2022), Educación crítica e inclusiva para una sociedad poscapitalista (2021), La asignatura pendiente (2020), La educación en venta (2020), Educación para el bien común (2020), La revuelta educativa neocon (2019) o Neoliberalismo educativo (2018).

Palavras-chave: Empreendedorismo, educação, neoliberalismo, capitalismo, doutrinação educativa, pensamento crítico, sociologia da educação.

Crestomatías

Crestomatía significa, según la Real Academia de la Lengua Española, “colección de escritos selectos para la enseñanza”. Una recopilación, una selección, que como explica el Catedrático Félix Angulo (2025) en su introducción a la colección:

pretende ser ‘una actuación discursiva que participa en una discusión ideológica a gran escala: responde a algo, algo rechaza, algo está afirmando, anticipa las posibles respuestas y refutaciones, busca apoyo, etcétera’. Por ello la hemos denominado Crestomatías: documentos para le educación crítica, textos de actuación discursivas que desean participar activa e ideológicamente en la lucha por dar sentido a las palabras y con ello cambiar la praxis y ayudarnos a pensar sobre la educación.

Por eso, plantea el profesor Angulo que el sentido de esta colección, en la que se encuadra tanto el libro Emprendimiento o emprendedurismo educativo. Educar en las reglas del capitalismo: la nueva guerra cognitiva neoliberal en educación (Díez-Gutiérrez, 2025), como Educación crítica e inclusión. El valor de la diferencia en una escuela sin exclusiones (Melero et al., 2025), es combatir la hegemonía, y radicalizar el espacio epistémico, para volver a debatir y discutir sobre la educación crítica. Lo que se pretende es des-banalizarla, des-neutralizarla, e insistir en que la lucha hegemónica no está perdida, ante el actual éxito de la “batalla cultural” que está ganando el neofascismo que está resurgiendo en Europa y Latinoamérica. Por eso considera que necesitamos repensar la educación crítica pues en ello nos va nuestra potencialidad para una praxis radicalmente transformadora de la educación.

Este es el acierto de la colección y el haber incluido como inicio de la misma estos dos libros y a autores consagrados como académicos, pero también como activistas en defensa de la educación pública. Es necesario recordar que al profesor Enrique Javier Díez Gutiérrez se le concedió el Premio CODAPA 2023 de la Confederación Andaluza de Asociaciones de Madres y Padres de Andalucía por su defensa de la educación pública y la difusión de alternativas para construir una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común. Y que es actualmente director del Grupo de Investigación consolidado de la Universidad de León denominado “Investigación Educativa y Justicia Social”, así como director de la Investigación Europea "Construcción de una Europa inclusiva y democrática frente al auge del fascismo y la xenofobia".

Adoctrinar en el capitalismo

El libro está dividido en cuatro bloques. El primero, destinado a analizar cómo el “emprendimiento educativo” está penetrando en el sistema educativo, mediante las actuales reformas educativas cuyo marco narrativo de “emprendimiento” ha sido asumido por todo el espectro ideológico y político gobernante, sea de extrema derecha, conservador o socialdemócrata. Cómo estas reformas han puesto la educación al servicio del mercado, de formar a “sujetos neoliberales” cuyo afán parece que tiene que ser vivir pagando, para morir debiendo, en un ciclo sin fin.

En este primer bloque, analiza la ideología del emprendimiento y las políticas educativas que conlleva, entre las cuales también se hallan los “libros de texto emprendedores” que ayudan a “adoctrinar” a las nuevas generaciones en esta ideología. Quizá sea la frase de la canción del rapero Nega -Perdedor, ¿por qué no emprendes? (2013)- la radiografía más certera de la sociedad neoliberal que se está construyendo con esta ideología en la escuela y la universidad.

Finaliza este apartado con tres epígrafes sobre cómo las empresas están entrando en las escuelas y universidades para “educar en el emprendimiento”, cómo se instaura así una cultura del emprendimiento y, finalmente, cómo esto lo que está estableciendo y organizando es un régimen de adoctrinamiento en el capitalismo. Por eso, no es de extrañar que un macro estudio sobre una muestra de más de 12.000 jóvenes españoles (Llaneras y Pérez, 2017) refleje que la imagen de éxito social se centra de forma unidireccional en el “emprendedor”, el nuevo término talismán. En esta macroencuesta sobre cómo se imaginan su futuro profesional, los estudiantes sentencian: “yo de mayor quiero parecerme a Amancio Ortega”, el empresario propietario de Inditex y de la marca Zara, modelo patrio de emprendedor acusado de fraude y evasión fiscal, y de hacer su fortuna explotando el trabajo esclavo de niños y niñas en empresas de países del sur (Rojas, 2025; Tataret, 2016).

El segundo bloque aborda la educación financiera que se está instalando en los centros educativos con el apoyo de quienes fueron precisamente los responsables de la crisis económica de 2008: los bancos y las financieras. Son quienes proclaman que los culpables somos la ciudadanía por no tener suficiente educación financiera, con lo cual somos responsables de dejarnos robar, engañar, y saquear miles de millones, que hemos tenido además que recortar de servicios públicos y sociales para rescatarles y que, por supuesto, nunca devolverán. “Es el capitalismo, estúpido” parece casi decirnos Bill Clinton con su famosa frase durante la campaña electoral contra George Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos (Lou, 2025).

El tercer bloque aborda cómo el emprendimiento educativo y la educación financiera nos están educando en las reglas del capitalismo y están así construyendo un nuevo sujeto neoliberal. Cómo se construye el “habitus capitalista”, cómo esto se está haciendo en función de un supuesto de partida: asegurar que el modelo social único y frente al que no hay alternativa es el mercado, donde las únicas relaciones posibles son los intercambios en busca de ganancia, el cálculo de beneficios y la capacidad de aprovechar las oportunidades que los otros no han detectado. Una sociedad de la competencia, donde el riesgo (la inversión en la bolsa) es un estilo de vida y el otro es un competidor al que tengo que ganar. Por eso el bien común, la solidaridad, lo público se convierte en un problema. Es así como se consolida este nuevo neo sujeto ávido de oportunidades, listo para competir y ser parte de esa clase aspiracional que pretende conquistar su personal felicidad en una lucha de todos contra todos.

El cuarto bloque es un grito de esperanza. Titulado “reconquistar una educación post-capitalista,” nos ofrece propuestas y estrategias para una pedagogía de la resistencia y de la esperanza. Plantea cómo debería ser, cómo tenemos que construir, una educación pos-capitalista, pos-colonial y pos-patriarcal. Es decir, una educación antifascista, anticapitalista, socialista, decolonial, feminista. Un decálogo de medidas que las comunidades educativas deberían poner en práctica para desarrollar una “educación otra”. Siempre y cuando tengan también y simultáneamente un apoyo de las políticas educativas que impulsen ese mismo espíritu y una sociedad que también lo haga. Porque se necesita a toda la tribu para educar a uno solo de sus miembros.

Guerra cognitiva neoliberal

El autor nos recuerda que las políticas educativas europeas de emprendimiento son usadas como una tecnología de gobierno en la distancia cuyo propósito es hacer dirigir la conducta de los alumnos, convirtiendo al sujeto en “emprendedor de sí mismo”. Aprender a comportarse según el modelo de la empresa -un nuevo proyecto de ingeniería social-. Establecen la competencia como norma de conducta y la empresa como forma modélica de la sociedad. El propósito primordial del modelo de gobierno neoliberal es construir la sociedad como una “sociedad de la competencia”. Para ello, este modo de gobierno propone una entera reinterpretación de lo social en términos de capital humano.

La ideología neoliberal de la escuela austro-americana, cercana al “anarcocapitalismo”, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, asegura que toda clase de intervención estatal conduce al empobrecimiento generalizado y al totalitarismo. Para los liberales el mercado era un espacio en el que la producción y el intercambio de mercancías tenía lugar; pero los neoliberales conciben el mercado como un proceso subjetivo de formación de sí. El giro es importante, puesto que supone una teoría general de la acción humana, en la que el sujeto es concebido, básicamente, como homo economicus.

Este nuevo sujeto económico “aprende emprendiendo”. Un proceso de aprendizaje permanente, de ajuste y de transformación individual e interpersonal. Para ser emprendedor es necesario reunir dos condiciones básicas: (a) estar dotado de un potente “espíritu empresarial” y (b) aprender a asumir riesgos. Esto concede al individuo el “sentido de la oportunidad”. El emprendedor no es el simple productor de bienes, sino alguien que, a partir de la información que posee y que otros ignoran, es capaz de sacar provecho de cualquier ocasión. No hay emprendimiento sin especulación: su aptitud para prever, respecto a la competencia, cuáles serán las demandas de los consumidores requiere de una vigilancia constante ante las oportunidades de negocios.

Tal ha sido el propósito de la inclusión de esta competencia clave en el currículo de los distintos niveles de enseñanza en el marco estratégico del Espacio Europeo de Educación. Se trata de generar en el individuo un trabajo sobre todos aquellos aspectos que puedan conducir su vida a un mayor valor. Dicho trabajo es tarea exclusiva del sujeto, dado que la responsabilidad es personal. Ser empresario de sí supone vivir enteramente en el riesgo. Por consiguiente, es menester aprender a adaptarse a los cambios, a ser flexibles y proactivos, a superar constantemente los límites y a no detenerse jamás.

La Comisión Europea, especialmente a partir de la crisis financiera de 2008, pretende un cambio cultural profundo desde las primeras etapas educativas. Lo han hecho a través de la educación, con las políticas impulsadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y el Banco Mundial. Extender un modelo de conducta empresarial al conjunto de la sociedad: la empresarialización de la vida. El sujeto de la educación es el individuo que aprende para emprender. Este proyecto de ingeniería social -consistente en la edificación de una sociedad como empresa, última novela de Almudena Grandes (2022: Todo va a mejorar)- se vincula con la crisis del Estado del Bienestar y la figura del trabajador asalariado. Se pretende cambiar el reconocimiento de los derechos colectivos, por mecanismos de individualización de los riesgos sociales, en línea con el principio neoliberal de responsabilización personal.

Desde este nuevo paradigma, se asume que los individuos son los principales responsables de su desempeño en el mercado de trabajo, estableciendo un vínculo directo entre la formación -como estrategia de auto-valorización- y la obtención del autoempleo. Para esta revolución de la “cultura empresarial” era necesario que se diera un cambio en la percepción. Se ha construido una valoración positiva de la condición del emprendedor a partir de numerosos textos legislativos, informes de expertos, certámenes, premios, programas de radio y televisión, canales de internet y políticas públicas en materia educativa. Hasta las aulas.

Se abandona de facto (aunque no se reconozca) la idea de que la educación debe estar prioritariamente al servicio del desarrollo integral de las personas y de la formación de ciudadanos y ciudadanas críticos, capaces de intervenir activamente en su mundo y transformarlo. Frente a eso se promueve un modelo educativo cuya prioridad pasa a ser el logro de la eficacia y la eficiencia, en el doble sentido de que sea útil para responder a las “necesidades del mercado”, a la vez que para homogeneizar e integrar a quienes se educan en un pensamiento pragmático, “realista”, acrítico, pero aceptable socialmente.

En las televisiones afloran programas y reportajes sobre jóvenes que se hacen millonarios de la noche a la mañana con mucho esfuerzo y su “genial idea”, ideada en un garaje, que esperan que se la compre Google, de esos que hacen soñar al espectador. Se convenció a la gente de que entrar en la era postindustrial era pasar de trabajador a emprendedor, de clase trabajadora a clase aspiracional. Pero se han encontrado con que, más bien, es la refundación del mito del populismo empresarial propio del “sueño americano” reconvertido en individualismo emprendedor hasta que se acaba la capitalización del paro, que se traduce en realidad con demasiada frecuencia en una pesadilla de prácticas de auto-explotación sin límites y sin seguros.

En el actual escenario laboral de neoliberalismo salvaje se avanza hacia la progresiva uberización del modelo emprendedor, siguiendo el ejemplo de plataformas como Uber, en donde el capitalista ya no precisa ni arriesgar su capital, y en el que la clase trabajadora genera los beneficios para esas plataformas asumiendo todo el riesgo, pero felices y contentos de no ser ya “clase trabajadora”, sino avispados emprendedores, “clase aspiracional”. A largo plazo, para todo imperio que quiera perdurar, el gran desafío consiste en domesticar las almas. La ‘McDonalización’ es más profunda y duradera en la medida en que el dominado es inconsciente de serlo. El capitalismo se dio cuenta, en la era neoliberal, que no necesitaba ser duro, sino ser seductor para que los individuos acaben sometiéndose por sí mismos.

Nos educan para ser emprendedores. Es la figura heroica de la nueva “clase aspiracional”: aguanta sin dormir y a base de cafeína para trabajar como si fuera dueño de la empresa, pero cobrando como un becario. El emprendimiento no solo oculta la pesadilla de auto-explotación que hay tras esa realidad, sino que desplaza el riesgo y la responsabilidad de la precariedad y la inseguridad a la capacidad de empleabilidad y de competir y ganar de cada emprendedor. De hecho, la ideología del emprendimiento tiene las mismas raíces que la ideología neoliberal, que la ideología de la competencia o que la ideología de la meritocracia: el interés propio. Exalta la pedagogía del egoísmo.

Si la ideología del emprendimiento culpabiliza a la víctima de su fracaso, le exige que se responsabilice individualmente de su suerte, la ideología del pensamiento positivo se convierte en el complemento necesario para ayudar a adaptarse a la explotación y sentirse incluso un colaborador libre, mediante técnicas de coaching emocional. La “ciencia de la felicidad”, que ha servido para gestionar la frustración de grandes contingentes de población afectados por los despidos masivos, se instala en las pedagogías educativas con la psicología positiva y manuales tipo Pablo Coelho para aprender a cambiar sus percepciones, antes que intentar cambiar sus condiciones de vida. Métodos que animan a la servidumbre voluntaria. El fracaso es un problema de actitud personal: La crisis es una oportunidad.

La ideología de la automotivación, junto con el consumo de psicofármacos -su consumo se ha triplicado desde el inicio de la crisis (Martín, 2024)-, hace hoy la función de lo que ayer era el capataz que vigilaba el destajo en la fábrica. Consolida un nuevo tipo de persona, un “empresario de sí mismo” formado en la lógica de la competición, cuyas relaciones se transforman en cálculos e intercambios, en ventajas e intereses. Son Los juegos del hambre revestidos con lenguaje coaching. Con una advertencia: en este nuevo mundo no hay lugar para perdedores. La protesta y el conflicto social no tienen sentido, dado que las exigencias autoimpuestas no tienen responsable ajeno. El fracaso es responsabilidad personal, una patología. Por eso en vez de llenarse los sindicatos, son las consultas de psiquiatras las que están a rebosar por depresiones ante el paro…

Esta ideología del éxito, de la persona “que no le debe nada a nadie”, genera la desconfianza, incluso el odio, hacia los pobres “que son perezosos”, los viejos “que son improductivos y una carga” o los inmigrantes “que quitan el trabajo”. Pero tiene efecto boomerang, dado q cada cual siente la amenaza de volverse algún día inútil, como ellos. El problema es que es más fácil evadirse de una prisión física que salir de esta racionalidad elegida “libremente”, ya que esto supone liberarse de un sistema de normas instauradas mediante técnicas de control del yo.

Salir de la “racionalidad emprendedora”

Hemos de recuperarnos de la mutación. Debemos combatir la mutación en la concepción del derecho a la educación: si fue una causa social, ahora se concibe como un imperativo económico. Un bien privado, una inversión, una ventaja competitiva para insertarse en ese mercado del emprendimiento. Hemos de recuperar el derecho a la educación como un derecho básico que debe garantizar la comunidad en función del bien común. Donde se erradique el beneficio, el cálculo de interés, la ganancia, la usura, la pedagogía del egoísmo. Eso significa que frente a este modelo radicalmente neoliberal que nos vende el emprendimiento hemos de pensar la educación en clave de transformación radical:

Necesitamos una Pedagogía Crítica. La educación es una forma de intervención política en el mundo y es capaz de crear las posibilidades para la transformación social y la lógica del bien común si es crítica en toda asignatura, en todo momento, en todo lugar. Acompañada por una Pedagogía de los Derechos Humanos, pero todos. 1ª generación: derechos civiles y políticos. 2ª generación: los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. 3ª generación: Los derechos de los pueblos y de la solidaridad como el derecho a la paz, a la justicia internacional, al cuidado ambiental, a superar el capitalismo depredador. 4ª generación: el derecho a la democracia, a la información veraz, a la soberanía digital. 5ª generación: que implican la superación del paradigma antropocéntrico para aprender a convivir de forma respetuosa con otros seres vivos.

Al igual que la Pedagogía de la memoria que evite la amnesia histórica, el memoricidio que se ha impuesto sobre los genocidios perpetrados por el fascismo desde los años 20 en nuestros países, y garantice el derecho a la verdad que tienen las futuras generaciones. Una Pedagogía Feminista que combata el discurso antifeminista del neofascismo y el relato victimista del neomachismo. Una Pedagogía del Apoyo Mutuo que permita repensar la vida desde la cooperación y la solidaridad, pues como han demostrado filósofos como Kropotkin (Kinna, 2025) o biólogas tan prestigiosas como Lynn Margullis Sagan (Fecteau, 2025), es el fundamento de la evolución como especie del ser humano.

Avanzar radicalmente en la pedagogía de la inclusión que vaya más allá de la integración, exige reformar las escuelas de modo que puedan responder positivamente a toda la diversidad del alumnado, para lo cual son necesarias ratios de alumnado en las aulas mucho menores (15 en infantil, y 20 en educación obligatoria). Una Pedagogía de lo esencial que priorice un currículum de saberes fundamentales y vinculados con la vida. La escuela no puede ser solamente un espacio en el que se transmiten contenidos que se aprenden para aprobar los exámenes y se olvidan después, y que orienta esos contenidos en función de la preparación para el futuro mercado laboral. ¿Es crucial que un estudiante de 12 años sepa que las células eucariotas tienen un aparato de Golgi?

¿Y si empezamos por analizar el presente para comprender el pasado? Por ejemplo, en Historia. ¿Y si convertimos las asignaturas en los problemas esenciales y desafiantes actuales (ecología, justicia social, etc.) para, en torno a ellos, articular los aprendizajes instrumentales (lengua, mates…)? Mediante una metodología de proyectos y trabajo cooperativo desde un planteamiento globalizador e interdisciplinar, que conecte las escuelas con la realidad cotidiana y los problemas sociales de su alumnado. Aprendizajes instrumentales que tendrían sentido, que serían funcionales y servirían no tanto para pasar un examen, sino para “saber enfrentarse al mundo, comprenderlo y actuar en él construyendo ciudadanía”, que es la finalidad esencial.

Una Pedagogía de la evaluación democrática que trabaje desde la Pedagogía del Error donde el error se convierte en una oportunidad de aprendizaje y enseñar alternativas superando las dificultades detectadas y no únicamente en una ocasión para ser sancionado o calificado negativamente. Una evaluación de todos los participantes en el proceso educativo que les ayude a mejorar todo el proceso de enseñanza y de aprendizaje. Una Pedagogía digital crítica que recupere nuestra soberanía digital. Una Pedagogía Lenta que permita una enseñanza pausada que desacelere los ritmos escolares y vitales estresados en que vivimos para trabajar más reposadamente, más profundamente, destinando tiempo a la reflexión, a la contemplación, al disfrute, a la relación pudiendo llevar a cabo una auténtica “educación lenta y serena”.

Al igual que debemos avanzar en una Pedagogía Intercultural y Antirracista, que eduque para una ciudadanía mundial sin exclusiones, y que considere la diferencia cultural como un valor. Así como en una pedagogía decolonial insumisa, que tiene sus antecedentes en las ideas de Frantz Fanon y Paulo Freire (Laubscher, 2024), una educación otra que descolonice el saber y valore lo diferente desde el reconocimiento, la inclusión y la afirmación del “otro”, como propone Catherine Walsh (Facultad de Ciencias Médicas. Universidad de Santiago de Chile, 2024). Una pedagogía democrática que convierta nuestros centros en auténticas escuelas de democracia.

Una Pedagogía de la desobediencia crítica y cívica frente al sistema injusto que promueve el neofascismo, el neoliberalismo y el capitalismo. La verdadera munición de este modelo no son solo las balas de goma o el gas lacrimógeno; es nuestro silencio y nuestra indiferencia cómplice. Creemos en una Pedagogía del Compromiso, porque “el maestro, la maestra luchando, también está enseñando”. Este decálogo es una apuesta por esa “educación otra” de la que nos habla el profesor Díez.

Bibliografía

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