Crecimiento Sostenible & Sustentado versus Desarrollo Económico
PhD. Pedro Antonio Ortega Vera
Investigador Social Independiente
antoni_ortega_vera@hotmail.com
Prof. Nayeli Vanessa Ortega Manzo
nane_ortega_25@hotmail.com
RESUMEN
La economía siempre debe servir al ser humano, pues lo contrario es un despropósito. No obstante, en un sistema dominante, perverso y descontrolado, como lo llamó Manfred Max-Neef, esto ha degenerado en un deterioro de la naturaleza, producto del abuso desmedido de las riquezas naturales concebidas en un sistema de economía que las grandes potencias económicas lo asimilan como una clave del desarrollo, y todo a costa del alto precio que representa para los entornos naturales del mundo. El uso del poder por parte de los líderes terrenales solo ha servido para enriquecer a unos pocos, llevándolos a una enfermedad mental, un "TOC" de avaricia. Esto ha provocado que nuestro sistema esté en un estado agonizante, como bíblicamente se profetizó en Apocalipsis 11:18.
Palabras Clave: Economía, Degradación, Medio Ambiente, Trastorno Obsesivo Compulsivo - TOC.
Sustainable & Sustained Growth versus Economic Development
ABSTRACT
The economy must always serve human beings, because otherwise it is nonsense. However, in a dominant, perverse and uncontrolled system, as Manfred Max-Neef called it, this has degenerated into a deterioration of nature, a product of the excessive abuse of natural wealth conceived in a system of economy that the great economic powers assimilated as a key to development, and all at the cost of the high price it represents for the world's natural environments. The use of power by earthly leaders has only served to enrich a few, leading them to mental illness, an "OCD" of greed. This has caused our system to be in a dying state, as biblically prophesied in Revelation 11:18.
Keywords: Economy, Degradation, Environmental, Obsessive-Compulsive Disorder - OCD.
1. INTRODUCCIÓN
Las tendencias económicas modernas imponen a las sociedades productivas un mayor componente de responsabilidad social empresarial y un significativo valor agregado al criterio de desarrollo productivo, que involucra un alto componente de protección a la naturaleza, de modo que no se pueda hablar de economía o desarrollo económico sin el cuidado del planeta en sentido global. Ya lo dice (Neef, 2019) “el crecimiento permanente no es posible porque los recursos naturales son finitos, a diferencia del desarrollo, que es infinito”. Así tenemos como analogía que en una persona se detiene su desarrollo en el aspecto físico, mas, su crecimiento en los demás ámbitos, no se detienen, por el contrario, en algunos casos empiezan a notarse y aumentar significativamente. En la actualidad, cada uno de nosotros nos despertamos con el reto diario de sobrevivir en condiciones cada vez más adversas.
La voracidad, el crecimiento excesivo y el consumismo han llevado a la humanidad a un problema social y a enfermedades mentales como el TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo). Se puede concluir que el problema no es económico ni material, como afirman algunos gurús de la economía y las finanzas. El problema es la pobreza espiritual y la pérdida de valores morales, que han sido reemplazados por avaricia, competencia y acumulación excesivas, exterminando la economía, destruyendo la economía DOMÉSTICA y privilegiando la economía CREMATÍSTICA, de interés meramente pecuniario y de negocio, impulsada por grandes corporaciones internacionales que nos han llevado a la situación actual.
Los recursos naturales proveídos por la naturaleza han sido privilegiados por unos pocos codiciosos, ocultos detrás de corporaciones internacionales, para satisfacer un consumismo enfermizo y mantener un excesivo crecimiento económico en beneficio de unos pocos, en detrimento de nuestro entorno natural, cuando lo que deberíamos hacer es aplicar verdaderas acciones y conciencia ambiental con un desarrollo basado en la sostenibilidad de todos los seres humanos, sin dejar esa profunda huella de erosión en todo el planeta por donde el ser humano interviene por la búsqueda de recursos de toda clase, logrando concentrar el beneficio de las riquezas en manos de quienes solo dan las directrices y la gran mayoría tiene que soportar las carencias de esa explotación voraz.
La falta de líderes ha permitido abusos e intromisiones de corporaciones internacionales en los ESTADOS SOBERANOS del mundo en el manejo de sus riquezas. ¡Y quienes deberían evitar estos abusos e intromisiones, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), no lo hacen! Lo permiten y no cumplen su objetivo constitutivo; más bien cumplen otro propósito: “Permitir que estas corporaciones gobiernen el mundo”.
Y surge una pregunta: ¿cómo es posible que los países puedan dar más a quienes ya lo tienen todo? Resulta que es difícil quitarle algo a quienes lo tienen todo, pero es fácil arrebatarle al que no tiene nada. Esto es exactamente lo que sucede con los recursos naturales.
1.1 Sostenibilidad
Sostenibilidad en un Mundo Dinámico, Transformación de Instituciones, Crecimiento y Calidad de vida. “La distribución de los activos es crucial para determinar a quién sirven las instituciones” (Banco Mundial, 2003), esta afirmación invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los gobiernos terrenales en llevar una buena gestión de la cartera de activos de manera integral.
No se explican los efectos de las acciones desaprensivas y constantes ambiciones de los “líderes del mundo” frente a la protección de uno de los activos más sensibles y en gran parte insustituibles, como son los ambientales, un patrimonio humano y vital.
Esa desaprensión y desvalorización de parte de estos referentes mundiales que son esquivos a la protección de los activos ambientales no han dado un balance positivo para la humanidad, al contrario, más son los daños y desastres que afectan a la mayoría que nada tiene que ver con las acciones erosivas y de depredación impuesta por los dueños de los grandes capitales al nivel de haber puesto en riesgo la supervivencia en este planeta. Ya lo dice Rojas (2001.p.256), “las empresas y los seres humanos están consumiendo los recursos naturales de forma desproporcionada, sin reparar en el daño que ello conlleva”.
La crisis producida por el cambio climático urge acciones decididas, un giro en la protección ambiental, con una declaración universal de compromiso ambiental que involucre a las grandes potencias en cuanto a conciencia ambiental económica, es decir, que la declaratoria no sea más una retórica, sino que vaya de la mano con una significativa inversión en medidas de compensación ambiental en favor de los que han tenido que asumir el verdadero costo de los desastres ecológico-ambientales, pensando en las nuevas generaciones que ya están creciendo en medio de estas nuevas tendencias de conservación y desarrollo sostenible.
Quienes lideran los gobiernos deben hacer conciencia verdadera y ejecutar actos de rectificar el rumbo en la defensa de los activos ambientales y de las personas, y propender a implementar políticas que tiendan a incrementar la calidad de vida, su crecimiento en condiciones saludables integrales y lograr un verdadero desarrollo sostenible, a partir del respeto al planeta, como una prioridad.
El bienestar del ser humano está ligado a la naturaleza, es innegable. En el caso de las personas y los recursos sociales, pueden superar la máxima de la Escuela Fisiocrática Francesa «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar). Estos recursos combinados se pueden integrar e interactuar adecuadamente con los procesos de producción; dicho de otra manera, la productividad de un bien suele aumentar cuando se combinan cantidades adicionales de otro. En este contexto, John Rawls (2016) afirma que el amor propio es quizás el bien primario más importante en el que ha de centrar la atención una teoría de justicia basada en la equidad.
Definitivamente, la falta de respeto a la naturaleza queda demostrado que ha pasado la factura, con los grandes desastres naturales que han marcado a la humanidad, en distintas latitudes, en gran parte por la desvalorización humana que ha dado espacio a la ambición por el elemento monetario, por la ambición despedida por el aprovechamiento de recursos ambientales a costa de la naturaleza que termina siendo un costo que lo terminamos asumiendo nosotros mismos; esa es una realidad innegable
Como manifiesta Ignacio Sánchez (2013), la riqueza amasada en pocas manos tiene un impacto que afecta tanto a los beneficiarios como a los no beneficiarios, especialmente a los habitantes de países en proceso de desarrollo. Aunque es innegable el crecimiento derivado de los avances tecnológicos, este se ha logrado a un costo tan alto que resulta bastante duro de asimilar para la humanidad.
Resulta imperioso empezar a utilizar innovadoras alternativas de interacción entre las personas y la naturaleza, a partir de una perspectiva que considere el comportamiento actual de las personas.
Esta sociedad no prioriza actualmente los principios y valores intrínsecos del ser humano, ni promueve el desarrollo de las aptitudes y destrezas, tampoco reconoce a la naturaleza como un elemento preponderante, como el entorno vital para el desarrollo, que más bien ha sido objeto de daño, deterioro, contaminación y degradación. (Jürgen, 2013.p.9)
1.2.1 Antecedente del Desarrollo Sostenible
La economía no funciona en una "jungla", sino dentro de un ámbito, en un entorno dinámico, cambiante, inestable y poco predecible. En este entorno general, interactúa con aspectos políticos, sociales, su historia y cultura, que son propios de cada país del mundo y su identificación. Como lo señala Jiménez (2017, p. 364), “… sostenibilidad al desarrollo depende de la estructura y del conjunto de relaciones entre los sistemas económicos, ecológicos y sociales”.
El crecimiento y desarrollo de un país y sus habitantes actualmente se concibe a partir de la sostenibilidad y sustentabilidad, estrategias que demandan una importante inversión en el respeto y la protección de la naturaleza y de todos los recursos que de ella provienen, admitiendo como realidad que estos no son inagotables. Así lo afirma Jeffrey (2014. p.168), “dentro de esta nueva tendencia de desarrollo sostenible, es la inclusión social, que no es otra cosa que el involucramiento de todas las personas en el disfrute de los beneficios que se logran, sin dejar a nadie fuera”.
Como resultado de este criterio de Jeffrey D. Sachs, el desarrollo de los países, en sus diferentes proporciones, puede alcanzar significativos montos de inversión aplicando criterios de optimización del manejo de los recursos naturales de manera que se sostengan a largo plazo.
Pese a ello, si no se encuentra y consigue una razonable distribución de la riqueza con todos los menos favorecidos, la pobreza seguirá siendo esa sombra grande sobre la moderna economía sustentable que es insostenible a largo plazo, lo que representa un contrapeso en el intento de las grandes potencias por avanzar hacia un nuevo mundo globalizadamente desarrollado.
Los esfuerzos más denodados de países como el del Ecuador, y el de los más desarrollados, se verán neutralizados por cerrarse a reconocer esta realidad de seguir dejando a un lado a las grandes masas de población que siguen segmentadas en sectores débiles de las grandes economías que pagan el precio de sus ambiciones puramente económicas y materialistas, que mantienen únicamente como prioridad solo el interés particular, local o de sus grupos económicos asociados, aplicando estrategias de más ganancia en el menor tiempo posible, y con el menor costo en cuanto a gastos, alimentando a sus grupos sociales excesivamente consumistas, con voraces apetitos de recursos minerales, terrestres y marinos, al precio que sea, estimulando el crecimiento de grandes empresas multinacionales y grandes corporaciones, que terminan aplicando prácticas mal sanas, que sacrifican al ser humano y su sana convivencia a cambio de la explotación de sus hábitats en muchas ocasiones intocados por siglos, irrumpiendo en medio de las vidas de comunidades a veces aisladas y protegidas, de quienes han violado sus derechos humanos, por el mezquino interés de aprovechar sus recursos naturales. Así está el caso Chevron-Texaco Corporation – Chevron en Ecuador (amazónicos ecuatorianos).
Los líderes de los gobiernos de los países de Latinoamérica no han asumido responsablemente la conciencia de que deben precautelar los valiosos recursos que tienen en custodia en cada uno de sus países, de los tesoros que guardan, que son los grandes laboratorios naturales, que son las más grandes granjas del mundo, que son dueños de las grandes reservas de flora y fauna, únicas para las futuras generaciones, y que sus acciones son clave para prevenir una catástrofe que luego tengan que lamentar, de la que se pueden derivar altos costos para sus poblaciones, dejando un daño permanente y hasta irreparable, por la pérdida de especies irrepetibles y de valioso aporte a la ciencia y la medicina mundial.
En términos generales, estos efectos negativos y daños a la naturaleza son el resultado de las acciones de un grupo de personas que apenas representan el uno por ciento (1%) de la población mundial, quienes nos han arrastrado por sus ambiciones desproporcionadas al nivel de contaminación y cambio climático que hoy soportamos, con el daño a la capa de ozono, la contaminación de los ríos y océanos, polución, aire erosión del suelo, daños en muchos casos irreparables, consecuencias antes ya premonizadas por el reconocido autor inglés de economía John Maynard Keynes en obra reconocida: Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, (citado en Krugman y Wells 2007. p.105) "Las deficiencias principales de la sociedad económica en la que vivimos son su incapacidad de proporcionar pleno empleo y su arbitraria y desigual distribución de la riqueza y los ingresos".
Otro autor, Malthus (1798) también lo previno, al afirmar que el crecimiento económico de las sociedades depende en lo principal de la capacidad del planeta para proveerles de recursos. Más aún si las personas no enfrentan dificultades, multiplicándose sus opciones de mayor crecimiento y mayores posibilidades de producción de alimentos, de modo que esto derive en un crecimiento poblacional que contrarreste finalmente los bajos niveles de vida que se han mantenido hasta ahora. Es así como esta ecuación mantiene o logra el equilibrio adecuado entre las necesidades del ser humano y la capacidad productiva de la naturaleza, en perfecta armonía, como en tiempos remotos.
También Tamayo Tamayo (2012) lo advirtió al coincidir con Malthus, al afirmar asimismo que el desarrollo económico de las sociedades está atado o estimulado por la capacidad de la naturaleza para ofrecer recursos, y no solo eso, sino que ese desarrollo puede escalar si las personas tienen completa libertad de obrar en un aprovechamiento proporcionado y razonable de esos recursos, algo que en este momento está restringido por las malas decisiones de los grupos de poder económico.
1.2.2 Diferencia entre crecimiento sostenible y sustentable
Por décadas, los expertos y científicos del mundo debatieron y discutieron acerca de los conceptos “sostenible” y “sustentable” y no han coincidido ni encontrado diferencia existente, pues muchos los utilizan como sinónimos entre sí. De acuerdo con la Real Academia Española, estos dos conceptos tienen acepciones muy similares.
Estas acepciones son:
ü Sustentable: Que se puede sustentar o defender con razones.
ü Sostenible: Que se puede sostener. Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.
Según el autor Leff E. (2009), el desarrollo sostenible resulta en una definición universal que involucra dos acepciones a la vez: uno relacionado con la sustentabilidad – capacidad de renovación de la naturaleza, asimilación de elementos dañinos, diseminación de desperdicios- del proceso productivo, y el otro, que hace referencia a la sostenibilidad, que describe la capacidad de duración en el tiempo.
De forma similar, Gunter ( 2011) afirma que una economía exitosa es elemental para que se pueda hablar de sostenibilidad y viceversa, ya que sostenibilidad y sustentabilidad son interdependientes entre sí. Enfatiza, también, que el cambio en el proceso económico responde a una regla elemental eco-ambiental, esto es que atienda las necesidades básicas y admita una economía real, de respeto al ambiente, dirigida a lograr alcanzar un alto estándar de economía de éxito.
Krugman & Wells ( 2007) sostiene respecto del concepto sustentable que responde al derecho de las actuales generaciones para aprovechar los recursos naturales que les permitan cubrir sus necesidades y obtener el sustento necesario para su subsistencia, en tanto que el concepto sostenible se refiere al derecho que tienen las futuras generaciones para atender sus necesidades; todo esto dentro de un futuro próximo y constante.
De lo anotado, se colige que los vocablos “sustentable” y su verbo “sustentar” y el término “sostenible” con su verbo “sostener”, en resumen, no son aplicados al este breve estudio, pues no versa sobre las palabras “sustentable vs. sostenible”, más bien, trata de la diferencia entre “desarrollo sostenible y desarrollo sustentable”. Esta investigación no tiende a desagregar estos dos conceptos: “desarrollo – sustentable - sostenible”.
Para algunos autores, el desarrollo sustentable:
consiste en un crecimiento regulado que contiene algunas medidas políticas y sociales para encaminar de manera eficiente los recursos del planeta Tierra. Este tipo de desarrollo satisface las necesidades actuales de todos los habitantes del planeta, sin comprometer los recursos del futuro (Fundación Universia, 2018).
Otros autores manifiestan que desarrollo sustentable es el proceso por el cual se preserva, conserva y protege solo los recursos naturales para el beneficio de las generaciones presentes y futuras sin tomar en cuenta las necesidades sociales, políticas ni culturales del ser humano (Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 2018).
En relación al desarrollo sostenible, ciertos expertos lo definen como una forma de desarrollo que es autosustentable sin lesionar seriamente los recursos naturales del planeta, uno que no demande la injerencia del ser humano (Fundación Universia, 2018).
Asimismo, también hay autores que conciben el desarrollo sostenible como un proceso mediante el que se propende satisfacer las necesidades humanas, culturales y del medio ambiente fuerte actual, que no represente la posibilidad de mantener los recursos para las nuevas generaciones (Comité Central del Partido Comunista de Cuba, 2018).
“Dentro de esta visión de la sostenibilidad fuerte, la conservación de los recursos naturales resulta elemental para que el subsistema económico acople sus mecanismos metafísicos a sus flujos de entrada y salida de los bienes y servicios que aquel proporciona” (Jiménez Herrero L. , 2017.p.364)
Con estos criterios expuestos, queda colegir que entre estos dos conceptos no son notorias las diferencias. Adicionalmente, resulta necesario considerar el origen de estos términos. Así, el término desarrollo sostenible nace con el informe Brundtland en el año 1987, mientras que el término desarrollo sustentable nace de la traducción del informe Brundtland que estaba escrito en inglés.
2. Desarrollo
económico
El autor Jeffrey D. (2014) sostiene que una de las características del desarrollo sostenible es la inclusión social, lo que equivale a afirmar que todos logren acceso a beneficios colectivos comunes, por igual. A partir de este concepto de Jeffrey D. Sachs, los países pueden desarrollarse, en distintos ritmos, logrando altos niveles de inversión mediante el aprovechamiento inteligente de su capital natural de forma permanente; sin embargo, si el producto de estos logros no llega a los desfavorecidos, ese estado de retraso que vive el mundo conservará esa etiqueta de "pobreza", con muchos países en condiciones de bajo nivel de desarrollo, debajo aún del umbral del crecimiento auto sostenible, como ocurre en mi país Ecuador, en los países de África tropical y Asia.
Para Vargas (2008) el concepto de desarrollo es más amplio que el concepto de crecimiento. Además, el desarrollo puramente economicista no resulta viable en nuestro tiempo, pues debe involucrar el desarrollo humano, social y sostenible. En este sentido, es claro que el concepto de desarrollo económico contiene al crecimiento económico como un componente más, de acuerdo con su concepción multidimensional.
Durante el siglo XVII, un reconocido economista, Adam Smith, afirmaba que el movimiento comercial característico de cada sociedad es producto de las necesidades y acuerdos que se dan entre los habitantes de la ciudad y los del campo. Esta actividad tenía como base el famoso trueque o intercambio de productos básicos naturales a cambio de productos manufacturados, en uno y otro caso, o a cambio de algún tipo de moneda, papel u otro similar de la época. El campo proveía a los habitantes de la ciudad del alimento vital, además de la materia prima necesaria para la industria. De otro modo, la ciudad asumía el pago de estos costos mediante este intercambio con productos ya procesados e industrializados, a los habitantes del campo. Con esta relación simbiótica es fácil concluir que existía una interdependencia lógica entre estos dos grupos de pobladores, pues, cada uno aporta en favor del otro, algo y a la vez termina recibiendo también algo, demostrando un beneficio común.
El autor Adam Smith afirma que los intereses de estos dos segmentos de la población están correlacionados y complementados, y el aporte del trabajo común resulta favoreciendo a aquellos que intervienen en las actividades productivas realizadas para alcanzar estos resultados de beneficio mutuo.
En resumen, Adam Smith (1776) en su tercera obra sostiene que el crecimiento y los ingresos económicos de estas urbes comerciales e industriales realizaron un valioso aporte al desarrollo agrícola y comercial en aquellos países en los siguientes aspectos. Uno, incremento del comercio y la apertura a más productos agrícolas, apoyando su cultivo y su perfeccionamiento. Dos, los beneficios de los habitantes de la ciudad se reinvirtieron en la compra de amplios terrenos agrícolas, de entre tantos que estaban subutilizados, en resumen, ociosos. Tres, la actividad comercial e industrial fue determinante para que predomine algo de orden y haya gobernabilidad, esto permitió un mayor grado de libertad y acceso a seguridad para los habitantes del campo, que mantenían un constante conflicto armado con los demás pobladores en su entorno y en subordinación a los poderosos. Si un país comercia con extranjeros, sin contar con una industria desarrollada, y tiene grandes propiedades, pero no intercambia productos y/o servicios, sobreproduciendo sin comerciar su exceso, no logrará sino solo superar el ingreso por la venta de su propio consumo, desperdiciando sus productos (p.521).
Afirma Adam Smith que el oro y la plata constituyen un respaldo fuerte y básico para la riqueza móvil de un país; además, considera que su crecimiento se constituye en el centro de su política económica. Otro sistema considera que, si un Estado se puede dar el lujo de aislarse del mundo, no considera el monto de su liquidez circulante. No obstante, considera que resulta algo diferente en los casos en que el Estado interactúa con otros y viéndose obligado a involucrarse en conflictos fuera de sus fronteras, y esto le reporta un elevado gasto por el mantenimiento de las tropas en esos conflictos bélicos. Afirma el autor que esto no le favorece, por lo que debe evitarlo por el alto costo que representa, y, por tanto, el elevado precio que se trasladaría a todos los habitantes del territorio.
Adicionalmente agrega que, en definitiva, si una nación no cuenta con riquezas minerales, tiene que adquirir los metales preciosos de otros países, además de otros productos de los que carece. Por lo tanto, resulta absurdo que un Estado prefiera uno de estos bienes a otro. En definitiva, es lógico pensar que en una actividad comercial abierta podrá lograr la adquisición de los bienes que requiera, así como esos metales preciados que pueda adquirir para respaldar el libre tránsito de mercancías o con otros fines. “Destaca la importancia del libre comercio para que la riqueza de las naciones se incremente” (Smith, 1776.p.543).
En la nueva economía, el ser humano debe ser el centro de atención en su desarrollo y bienestar. Su integridad y sabiduría deben armonizar los procesos productivos manuales y los procesos de la naturaleza, esta última ya proporcionada por la misma naturaleza, que siempre ha estado allí.
2.1 Pensamiento actualizado del desarrollo económico
Este patrón impone un cambio significativo en relación con el viejo modelo de desarrollo económico, caracterizado porque los daños a la naturaleza eran vistos de manera normal e inclusive, hasta hace poco, incluso se concebían como necesarios. Hoy, resulta inconcebible concebir un desarrollo productivo sin la protección a la naturaleza con una mentalidad y criterios en el desarrollo de procesos que irroguen el mínimo daño al medio ambiente, y más bien un alto criterio de eco-sustentabilidad. (Hernandez, Gonzalez Garcia, & Tamez Gonzalez, 2016. p.15) y Krugman y Wells (2007), en el siglo XX, al hablar de una sociedad con desarrollo económico, daban mucha importancia a la capacidad y disponibilidad de recursos con los que contaba, siendo la riqueza material el mejor indicador. Esto lo promovieron los autores clásicos de la economía, que relacionaron el enriquecimiento de las naciones con la riqueza. Más tarde, luego de establecerse el criterio del desarrollo bajo esta teoría, se concluyó, que este es, según Solano (2007 p.10) “[...] igual a riqueza material”, condición que no es la única que trae consigo el desarrollo económico, ya que requiere de otras circunstancias, como calidad de vida, mejora de las condiciones generales de vida de cierta población, y no solo se limita a los aspectos económicos, sino que también implica el desarrollo social y educativo, entre otros, tal cual se grafica en la figura 1.
Figura 1.
Conexión que debe tener en cuenta el Desarrollo Económico.
Además, la gestión sostenible del medio ambiente contribuye al desarrollo social y económico, y a la sustentabilidad de la humanidad.
El ímpetu de estos economistas ortodoxos apoyados en un paradigma caduco y mecanicista, que se enfocaban siempre en el desarrollo económico sin importar el costo, con tal de satisfacer a un grupo élite y voraz de la sociedad del mundo occidental, generó un hiperconsumismo originado en la Revolución Industrial, en el siglo XVIII. Este fenómeno ha favorecido económicamente a un minúsculo grupo de personas en países desarrollados; sin embargo, los países dueños de las materias primas, los que entregaron ese valioso aporte a las grandes industrias y corporaciones multinacionales, poco o nada se han beneficiado, manteniéndose pobres y más bien afectados en sus entornos naturales, disminuidos y deteriorados.
2.2 Medición del desarrollo económico
Durante un lapso de más de 70 años, se concibió que la economía determinó que el crecimiento del PIB era uno de los indicadores correctos y símbolo de desarrollo y riqueza, determinando el rumbo al éxito. Sin embargo, con los años, esta teoría ha ido cambiando hasta actualizarse particularmente en que, en la economía predomina un balance variable y dinámico que permite permanecer en el mejor punto del ciclo económico, logrando la reducción de los riesgos y desajustes. Lo que demanda un análisis y adaptaciones en las teorías y estrategias, para reorientar esa teoría caduca que no es más aplicable, ya que ahora el equilibrio equivale a bienestar, crecimiento, prosperidad, cediendo lugar a una nueva visión de la economía. (Raworth, 2018, p.98), como lo muestra la figura 2, el desarrollo sostenible que busca satisfacer las necesidades humanas básicas sin agotar los recursos del planeta.
Figura 2.
Economía Rosquilla
Fuente: (Raworth, 2018, p.98)
En el sistema de desarrollo capitalista, fundamentado en el consumo como eje central del comportamiento social, ha producido consecuencias evidentes y durables en el aspecto humano de todos los grupos poblacionales, tanto del pasado como del presente. Adicionalmente, representa nuevas amenazas y desafíos a los miembros de este grupo, y a los ecosistemas, las naciones y las distintas entidades existentes (Naciones Unidas - ONU, 2011).
También, el capitalismo ha incrustado hasta lo tuétano de los huesos y la mente de las personas por décadas: cuando el PIB crece, llegando a niveles entre el 4 % y el 6 %, se considera que hay desarrollo económico y que la economía se encuentra sana. Habría que preguntarle a Chile y a otras economías del mundo, que mantienen un PIB siempre en ascenso, por qué existe tanta desigualdad, la cual se ha incrementado en los últimos años y se ha reflejado aún más durante la crisis sanitaria causada por el virus SARS-CoV-2.
El fraude de este supuesto desarrollo económico ha degenerado en llevar a la humanidad a una constante batalla por la supervivencia en su propio entorno, en especial a los menos favorecidos, los más afectados por la depredación de los recursos naturales, sumiéndolos en la mendicidad, cuando otros pocos aprovechan para enriquecer sus bolsillos con fortunas en base a la sobreexplotación de estos recursos. <<El indicador del PIB no ha sido más que un instrumento para medir cifras monetarias de manera cuantitativa, pero no cualitativa>>. Entre los países soberanos reconocidos por la ONU, solo tres han hecho un buen uso de sus recursos naturales para el bienestar de su población: Noruega, Nueva Zelanda y Suiza.
2.3 VARIABLE NECESARIAS PARA UN DESARROLLO
3. CONCLUSIONES
El Estado ecuatoriano no ha sabido aprovechar los recursos de este activo agotable ni reemplazarlo por otro activo no agotable, un activo de vida ilimitada como el conocimiento. Y esta situación continuará. No puede haber crecimiento sostenible ni desarrollo económico mientras existan instituciones débiles, más aún si están manejadas por incompetentes, sin conocimiento, líderes de papel y cartón.
Mientras las universidades del Ecuador permanezcan silenciadas como tumbas, sin entender su rol y su razón fundamental de ser (misión y visión), que es formar talento humano con pensamiento crítico, libre y valiente, en defensa de sus ideas fundamentales para el desarrollo de una nación en beneficio de todos, y no de un minúsculo grupo servil a Corporaciones Internacionales codiciosas, no podemos hablar de crecimiento sostenible, y mucho menos de desarrollo económico.
Mientras los incompetentes, disfrazados de estadistas, no comprendan que el pilar fundamental para el desarrollo de un país, en beneficio de todos, especialmente de los más necesitados, es una buena gestión de la cartera de activos, y que los ingresos de estos recursos deben capitalizarse en un nuevo activo ilimitado, como el desarrollo del ser humano; la miseria humana seguirá extendiéndose cada día más, y el colapso de la civilización moderna será inevitable.
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