INCIDENCIA DE LA SOSTENIBILIDAD EN LA GESTIÓN EDUCATIVA, LA SITUACIÓN LATINOAMERICANA
Iván Leonardo Medina Alvarado, MBA - PhD[1]. Docente líder del Semillero de Investigación PROGRESSIO. Facultad de Ciencias y Tecnologías, Universidad Santo Tomás, Colombia. ivanmedina@usta.edu.co. ORCID 0000-0003-2728-9660
RESUMEN:
Ser sostenible se ha convertido en una de las metas más destacadas no solo por los empresarios y los gobiernos, sino que se ha evidenciado que ha cobrado un rol determinante al interior de los sistemas educativos, llevando la premisa de prologar con el paso del tiempo propuestas educativas que atiendan a las necesidades de los diferentes grupos poblacionales; desde esa mirada, este escrito busca comprender cuales son los aportes de la sostenibilidad para con la gestión educativa, específicamente en el contexto latino, siguiendo el método de revisión literaria donde se priorizan investigaciones, producciones académicas y libros que han escrito en los últimos años, acerca de la dirección educativa y la consolidación de acciones que den cuenta de un ecosistema sostenible para la educación. Así las cosas, se abordan tres ejes centrales que permiten comprender como incide la sostenibilidad en la gestión educativa, los cuales son: a) La sostenibilidad en el gobierno educativo, b) Relacionamiento con los stakeholders, y c) Valor compartido en la educación; pareciese que esta concepción de la sostenibilidad es distante de la realidad educativa, salvo que en el siguiente documento se analiza tal integración a partir de la mirada latinoamericana. Por último, se presentan las consideraciones finales a las cuales se llega posterior al análisis de tal realidad social, que involucra algunos otros sectores de la vida cotidiana.
Palabras clave: sostenibilidad, gestión educativa, sostenibilidad educativa, dirección educativa, cambio social, administración educativa.
INCIDENCE OF SUSTAINABILITY IN EDUCATIONAL MANAGEMENT, THE LATIN AMERICAN SITUATION
ABSTRACT:
Being sustainable has become one of the most outstanding goals not only by businessmen and governments, but it has also been shown that it has taken on a determining role within educational systems, taking the premise of prolonging proposals over time. educational that meet the needs of different population groups; From that point of view, this paper seeks to understand the contributions of sustainability to educational management, specifically in the Latino context, following the method of literary review where research, academic productions, and books that have been written in recent years are prioritized. about the educational direction and the consolidation of actions that account for a sustainable ecosystem for education. Thus, three central axes are addressed that allow us to understand how sustainability affects educational management, which are: a) Sustainability in educational governance, b) Relationship with stakeholders, and c) Shared value in education; It seems that this conception of sustainability is distant from the educational reality, except that in the following document such integration is analyzed from the Latin American perspective. Finally, the final considerations are presented, which are reached after the analysis of such a social reality, which involves some other sectors of daily life.
Keywords: sustainability, educational management, educational sustainability, educational direction, social change, educational administration.
INTRODUCCIÓN
Al hacer referencia al concepto de sostenibilidad, quizás se vienen a la mente acciones en caminadas al cuidado del medio ambiente, la conservación de los recursos naturales entre otros; y si bien esto hace parte de la sostenibilidad, solo es una pequeña parte que la integra; tanto es que, para Gorrochategui, Martins, y Stevenson (2019), hoy en día la sostenibilidad y la intención de ser sostenible ha llegado para quedarse al interior de los sistemas educativos, lo cual plantea un importante llamado de atención para quienes ejercen la labor de dirigir un centro educativo, una institución educativa y las riendas de la agenda pública en términos educativos, no solo por su relevancia al momento de la toma de decisiones sino por las repercusiones que esto trae en las futuras generaciones.
Comprender la educación desde una mirada sostenible plantea un escenario en el cual se deben integrar las tres perspectivas de la sostenibilidad, donde según Medina-Alvarado (2022) son: desde un punto de vista social, económico y ambiental; esto quizás para muchos representa una concepción relacionada directamente con la administración empresarial, salvo que se debe recordar que el concepto de sostenibilidad tiene la particularidad de adaptarse perfectamente a múltiples escenarios, toda vez que, el concepto -sostenible- se relaciona a su vez con la sobrevivencia con el paso del tiempo, equilibrando el correcto uso de los recursos para prolongar un ciclo de vida, el cual desde la perspectiva educativa se relaciona con el funcionamiento de los sistemas educativos y la gestión correcta de la educación.
Para confeccionar esta propuesta, el siguiente documento analiza la situación de los sistemas educativos en Latinoamérica, comprendiendo desde múltiples visiones la pertinencia de las propuestas educacionales y la puesta en marcha de modelos educativos; no sin antes considerar la marcada afectación de la pandemia del COVID-19, la cual ha permitido a nivel mundial reflexionar sobre la pertinencia de muchas de las tareas que se ejecutan al interior de una organización, ya sea con ánimo de lucro o sin él; cabe mencionar que se aborda el concepto de sostenibilidad desde una mirada holística con la cual se pretende comprender como inciden o tienen relación ciertas prácticas que denotan el curso de una sociedad que pretende hacer frente a las necesidades y dificultades por las cuales todo grupo poblacional esta llamado a hacer frente.
Gestión educativa sostenible, ¿un concepto nuevo?
El concepto de sostenibilidad en el siglo XXI ha cobrado mayor relevancia en casi todos los aspectos de la vida diaria, tanto es que es visto según Hernández, Redondo, y Ospina (2018) por muchos gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales, como un indicador que permite comprender y medir el actuar de diferentes instituciones desde el entorno en el cual interactúan y como gestan relaciones para con sus grupos de interés o también llamados -stakeholders-; si bien para Medina (2019) esto no es nuevo para el ecosistema empresarial y desde la misma administración pública, lo que resulta imperante por comprender en este documento, es la relación de dos conceptos de: -sostenibilidad- y -educación-, y como han tenido, tienen y seguramente tendrán para con el desarrollo social y el progreso de las regiones en especial del entorno latinoamericano una marcada incidencia. Ahora bien, al revisar el comportamiento de la sociedad latinoamericana y las características únicas de la población latina, se presenta a continuación un análisis desde tres grandes perspectivas, como son:
- La sostenibilidad en el gobierno educativo
- Relacionamiento con los stakeholders
- Valor compartido en la educación
Cabe mencionar que, al hacer referencia al ecosistema latinoamericano, se han analizado tales perspectivas desde la mirada de algunos países latinos como son: México, Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Brasil y Argentina, siendo estos países algunos de los que comparten información relacionada con el desempeño de sus sistemas educativos y que a su vez tienen mayor representación en relación a los resultados alcanzados, desafíos por afrontar y los complejos retos que deben asumir para seguir transformando la sociedad desde la educación.
La sostenibilidad en el gobierno educativo
El desempeño de un país en términos sociales incluye gran parte de los logros que demuestra su sistema educativo, es por esto que desde los postulados de Calderón-Gutiérrez (2017) el concepto de sostenibilidad tiene incidencia en la gestión educativa puesto que favorece la revisión de elementos como: cumplimiento de metas, desarrollo de planes de trabajo y sobrevivencia de estos; resulta necesario analizar desde una mirada macro, meso y micro; tanto es, que el estudio de las políticas públicas es visto como un pilar para analizar la articulación de la educación en sus diferentes niveles educativos, demostrando así la pertinencia de las acciones que se erigen desde el ámbito nacional de cada país, para luego llevarlo a la realidad de las grandes ciudades, las municipalidades y en general atender las necesidades particulares de cada región.
En Latinoamérica la revisión y actualización constante de las políticas públicas en términos educativos lastimosamente según Barranco, Cano, Esteban, y González (2022), no ha sido un tema central de los gobiernos que han gestionado la situación política y gubernamental de la última década; esto sin contar las grandes brechas que se evidenciaron durante la pandemia generada por el COVID-19, ya que se incrementó y agudizó la situación precaria de las condiciones en las cuales la educación en todos sus niveles demostró una cruda realidad, develando hechos como:
- La carencia de recursos
- La falta de capacitación en docentes
- La obsolescencia de prácticas pedagógicas
- La poca cualificación docente
Esto por mencionar algunas de las situaciones más graves, sin dejar a un lado la marcada afectación de la corrupción; hechos que desde la Agenda Global 2030 según afirma Echenberg y García-González (2018) hicieron reflexionar a muchos países, instituciones educativas, organismos no gubernamentales y hasta las empresas, ya que a futuro las consecuencias en términos de capacitación y mano de obra calificada tendrán repercusiones en los sistemas económicos, culturales y sociales.
Hoy en día cuando la pandemia del COVID-19 ya ha dejado cifras nunca antes vistas en términos de la educación, lastimosamente se han materializado muchas de las complejas situaciones que se vienen en países con económicas tercermundistas, ya que la inequidad social sé disparó en más de un 150% y como consecuencia se tiene la poca flexibilidad por parte de los gobiernos para gestionar sistemas educativos que respondan a las realidades de los entornos, a las particularidades de sus regiones, a la pertinencia de sus culturas, a la heterogeneidad cultural y ancestral que se tienen en las aulas de clase y que permea a todos los niveles educativos.
Desde la perspectiva de Medina-Alvarado (2019), se menciona que el ejercer la docencia implica que se deban contemplar las grandes brechas por las cuales la población estudiantil atraviesa, y esto genera complicadas formas de construir el conocimiento, que si bien no son imposible de manejar, si demuestran que el rol del docente debe ser considerado al momento de gestionar acciones de cambio en un sistema educativo que pretenda ser sostenible, equitativo, coherente y antes que nada de calidad.
Desde varios puntos de vista, tanto de expertos en temas de educación como directores educativos, ministros de educación, entre otros; y según Baeza y Vallejos (1996) resulta clave y determinante la participación de los docentes en la gestión de políticas públicas y la construcción de planes, programas y proyectos que den cuenta de una verdadera articulación de los actores que hacen parte del ecosistema educativo de un país y de una región, cabe mencionar que al hacer alusión a la mirada de región como Latinoamérica, es de suma importancia tener presente los lazos culturales que unen a esta población del mundo y como al revisar la situación social de algunos de los países que la conforman, de allí que García-Valcárcel y Casillas Martín (2021) evidencian tendencias que marcan un comportamiento como región en términos sociales, los cuales una vez más se recuerda que son ajenos a la situación educativa, de allí que la internacionalización y revisión de acciones educativas desde una mirada global no pueden pasar desapercibidos.
Un elemento esencial según para Idrovo-Carlier y Torres-Castillo (2017), se identifica en la relevancia de la gestión sostenible que se percibe en la toma de decisiones y las implicaciones que esto le representa a quien ejerce la gerencia educativa, no se puede olvidar que tanto los sistemas educativos, las instituciones así como las comunidades en el entorno educativo, son el resultado del conjunto de decisiones que con el paso del tiempo y desde la planeación educativa, unifican prioridades que previamente se han identificado proponiendo así, escenarios en los que la población educativa demuestra la cohesión entre el sistema educativo y la realidad social; ahora bien, para Melendro (2012) esta planeación educativa cuando se analiza desde la mirada latina una vez más comparte grandes retos para quien estructura y mide el desempeño educativo a partir de indicadores, los cuales cabe mencionar son de diferentes tipos y solo por nombrar algunos de ellos se tienen:
- Cobertura
- Cualificación docente
- Asignación de recursos
- Acceso de tecnología
- Pertinencia
- Apropiación social del conocimiento
- Entre otros
Es de suma relevancia comprender que la planeación educativa según lo propone Medina Alvarado (2020) es la encargada de planear, organizar, dirigir, controlar y retroalimentar el desempeño de un sistema educativo; el cual a su vez y de forma armónica debe articular la propuesta educativa que requiere cada región, comunidad y entorno educativo, ya que otra de las grandes falencias que el escenario latinoamericano vive, es la desarticulación entre los diferentes niveles educativos donde la educación inicial, la educación media, bachillerato o preparatoria y la educación superior en sus diferentes niveles, van en muchas ocasiones hacia diferentes rumbos.
La desarticulación entre los niveles de formación desde la mirada de Rojas-Betancur (2009), se ve reflejado en países como Colombia, Chile y México, los cuales deben sortear grandes esfuerzos para disminuir los indicadores de desescolarización o también llamado abandono escolar, donde la educación es vista como un capricho de la sociedad y no se identifica como un verdadero camino para progresar y construir un proyecto de vida, ante esta compleja situación se materializa la necesidad de hacer cambios profundos en los sistemas educativos y comprender la dinámica social desde una perspectiva, local, regional, nacional e internacional, porque allí se suma otro elemento que llegó para quedarse y es la hiperconexión digital abordada en el siguiente apartado, y la cual para Betancourt, Pinto, Estrada, y Otros. (2020) no es más que el exceso de información a la cual está expuesta la población que carece de argumentos para priorizar la educación como respuesta a las brechas sociales, sumiendo a las comunidades al desconocimiento, a la vulneración de derechos, a la inequidad y a la desigualdad social.
Relacionamiento con los stakeholders
Cuando se está analizando el concepto de sostenibilidad, sin igual a dudas es prioritario analizar la gestión de relaciones con todo aquel que se ve afectado tanto positivamente como negativamente por una acción que ejerce ya sea una empresa, organización gubernamental o no gubernamental para con el entorno, y esta gestión de relaciones con los llamados grupos de interés es comúnmente conocida como -relacionamiento con los stakeholders-, así las cosas, para Heincke (2009) la tarea de estar en constante comunicación, relacionamiento, acercamiento y demás, se percibe como un acción que proporciona canales de comunicación eficientes para consolidar canales de comunicación bidireccionales a todos los actores que integran una comunidad, ya sea económica, política, cultural, o de cualquier tipo, en este caso, se hará referencia a una comunidad educativa y a quienes integran los sistemas educativos latinoamericanos.
Ser sostenible en el tiempo le representa a un sistema educativo la gestión correcta de tres perspectivas de la sostenibilidad, como son: a) sostenibilidad económica, b) sostenibilidad ambiental y c) sostenibilidad social; es por esto que, el gerente educativo ya sea visto al mando de una institución educativa o a cargo de la cartera pública de la educación al interior de un país desde el punto de vista de Barba-Solano y Hernández-Aguila (2009) es un protagonista clave al momento de equilibrar esta triada, más aún cuando el entorno global ha venido experimentando una convulsionada serie de situaciones que traen consigo el hacer frente al cambio y comprender que el comportamiento de un sistema educativo es el resultado de la interacción de múltiples actores muchos de ellos cercanos y otros no tanto con la agenda educativa local, regional y nacional; esta situación en Latinoamérica de acuerdo con Lozano-Flórez (2017), en la última década se ha traducido en grandes disonancias, como lo son; entre el sector educativo para con el sector productivo, político, social, cultural, religioso, entre otros.
La relevancia de gestar relaciones cercanas con los grupos de interés se traduce en la constante posibilidad de estar optimizando el sistema educativo, el cual para Zerda et. al. (2009), como cualquier sistema está en constante ejecución y no se detiene, sino que debe saber hacer uso de las interacciones que le representan los entornos en los que las comunidades educativas interactúan y conviven entre sí, ejemplo de esto y desde la óptica latina se comprende la incidencia de la hiperconexión digital a la cual muchos ciudadanos tienen acceso y con la cual conviven día a día, esta excesiva conexión en su momento representó disminuir las brechas de comunicación que existen entre personas que no conviven en un mismo entorno físico, pero con el paso del tiempo se ha evidenciado que ha vulnerado a la población a las consecuencias del exceso de información, y no precisamente por lo que representa el acceder a la información, sino la carencia de criterios con los cuales una población con bajos niveles de educación sabe identificar y clasificar la información que es verdadera de la información que es falsa.
Para Fernández (2012), la manifestación de la volatilidad de información se aprecia cuando las personas en muchos casos al no contar con niveles de educación son fáciles de manipular y esto ha sido uno de los elementos que ha sobresalido en gran parte de los estallidos sociales de los últimos tiempos, y que se viven en la época de la pandemia del COVID-19 en el entorno latino, denotando la movilización de masas, la estabilidad política de algunos los países, el desempeño económico, entre otros; y son la radiografía social de un población que ha convivido con el acceso a la información de forma desmesurada y representan entre otras cosas, el resultado de sistemas educativos un poco adoctrinados y concentrados en prácticas educativas de siglos como lo son el siglo XIX y el siglo XX.
El relacionamiento con los grupos de interés en un sistema educativo, tal como lo propone Shelton, Gacitúa, y Sojo (2012), deben estar en todo momento de cara a las necesidades sociales y contando con la participación de los actores y quienes les representan, es por esto que deben ser escuchados e involucrados: padres de familia, empresarios, gobernantes públicos, docentes, agremiaciones sindicales, expertos en educación y en general cada actor social; este relacionamiento debe corresponder a mesas de interacción o también llamados círculos de comunicación, en los que no solo se busca debatir sobre un tema central que le competente a la educación, sino que adicional a este espacio de comunicación es prioritario que se gesten las soluciones o posibles soluciones a las necesidades sociales; ahora bien, por la generación de estos espacios según lo indica Alberti, Villena, y Peluffo (2015) resulta todo un desafío para los gobiernos latinoamericanos ya que por cientos de años y vinculado a la cultura popular, los interés particulares hacen que se frustren estos entornos, y se conviertan en espacios para la consecución de favores políticos, favorecimiento de nombramientos, disputas sindicales, entre otros, dejando así a la población que representa la gran mayoría en un estado de desolación y una vez más con poca credibilidad en los sistemas educativos.
Es imperante mencionar que si bien, el relacionamiento con los stakeholders hace que un sistema educativo optimice constantemente su razón de ser, para Gómez y Cifuentes (2016), es necesario destacar que no solo debe ser el sistema educativo el responsable de generar estos espacios, y deben ser los diferentes escenarios y aspectos de la agenda pública al igual que diferentes organizaciones, los que cuentan con la misma responsabilidad de fomentar este tipo de relacionamientos, ya que el sistema educativo es solo una arista de la realidad de un país o de un entorno y deben toda las organizaciones y estamentos de una sociedad los llamado a estar favoreciendo este tipo de relacionamiento que permite unificar información que haga frente al cambio y desde la cual se permitan ajustes a las políticas públicas, los mandatos públicos y las directrices que se generan al interior de una institución educativa.
Para el caso de Latinoamérica, Hernández J. (2017) da a conocer que la historia comparte que es muy poca la interacción entre los actores sociales de todo tipo para con la agenda educativa y países como Argentina, Chile, Brasil, Perú, Colombia entre otros; quienes han tratado de fortalecer estas acciones de relacionamiento entre los actores sociales frente a las acciones del entorno educativo, lastimosamente muchas de estas iniciativas se han limitado a generar acuerdos, alianzas, tratados, entre otros a los cuales el seguimiento y la constante gestión se ha limitado a unos pocos, quizás porque no todos sus integrantes se sientes igualmente representados y particularmente porque se ha tornado más como espacios políticos y de politiquería que en verdaderas mesas de comunicación para generar soluciones, es tal la incredulidad del relacionamiento con los diferentes sectores desde la agenda educativa, que muchos ciudadanos cuestionan la objetividad de dichas acciones y perciben que tales escenarios se han consolidado como trampolines para acceder a escaños políticos, cargos públicos y de intereses para empresarios y grupos económicos, aludiendo una vez más a la corrupción desde los gobiernos como el detonante de la desigualdad social y la gran inequidad y que viven y perciben los ciudadanos latinos.
Valor compartido en la educación
El concepto de valor compartido día a día cobra mayor relevancia en el contexto de la sostenibilidad y, por lo tanto, según Gorrochategui, Martins, y Stevenson (2019), quienes tienen la labor de liderar acciones a favor de escenarios sostenibles deben integrar su quehacer por lograr que no solo sea una meta individual o particular a favor de la participación colectiva en caminada a la gestión correcta de los recursos, sino que deben encaminar sus acciones para que los stakeholders se sientan comprometidos para unificar esfuerzos que den como resultado que la materialización de una verdadera gestión sostenible; es por esto que para Évora-Capote (2020), una de las formas de definir el concepto de valor compartido a partir de la mirada de la educación y de cara a la agenda educativa incluye no solo la capacidad de crear valor económico, como tal vez es visto desde la mirada empresarial; y se orienta a la satisfacción de necesidades sociales en primera instancia, para favorecer el cumplimiento de requerimientos ambientales que den cuenta de un correcto uso y gestión de las finanzas.
Es clave comprender que la generación de valor compartido en el escenario educativo debe ser identificado de forma diferente a la mirada de la gestión empresarial, ya que por ejemplo como lo menciona Echenberg y García-González (2018): como la responsabilidad social empresarial -RSE- tiene total cabida para las acciones de un empresario, el concepto de responsabilidad social universitaria -RSU- es el concepto correcto para ser usado desde la perspectiva sostenible de un institución de educación superior; así las cosas, no se puede desconocer que el concepto de valor compartido en la educación es imperante que sea incluido en todo el actuar de un sistema educativo y debe estar contemplado en la planeación educativo que transversalmente unifica la razón de ser de la educación en los diferentes niveles educativos y entornos académicos.
Si bien el valor compartido desde la mirada educativa es poco explorado en el escenario global, cabe mencionar que este resulta importante que se involucre en el quehacer de quienes pretenden hacer de la educación un entorno sostenible, no como un modismo o un medio para pretender ser sostenibles ante los grupos de interés, sino todo lo contrario ya que, el valor compartido requiere la confección de alianzas estratégicamente claras frente a las tareas, planes, indicadores, metas, objetivos y en general en los resultados esperados en términos educativos; cabe mencionar que tal como lo propone Barranco, Cano, Esteban, y González, (2022), el concepto de valor compartido en la educación no se puede limitar a un determinado nivel educativo o grupo poblacional, puesto que este debe ser lo suficientemente robusto y amplio para integrar la sociedad para con la generación de soluciones frente a las necesidades que se tienen, es por esto que una de las maneras que se han identificado que pueden favorecer la articulación en los diferentes niveles de educación, es a partir de la construcción de espacios de interacción donde todos los grupos de interés se sientan representados no solo en la identificación de oportunidades de mejora, sino en la construcción misma de las soluciones lo cual en otras palabras conduce a la verdadera concepción del valor compartido en la agenda educativa.
Ahora bien, es claro identificar que la construcción del valor compartido en la educación no es una labor que se materialice en el corto plazo o desde la inmediatez, todo lo contrario, para Medina-Alvarado (2022)es un proceso que requiere una planeación estratégica cuidadosa y contextualizada a las particularidades de los grupos poblacionales; es por esto que al observar realidad latinoamericana hay cientos de ejemplos que resultan claro de identificar no son el resultado de la integración social para con la generación de soluciones, tanto es que, países como México, Chile, Perú, Ecuador y algunos países centroamericanos, han venido atravesando en la última década por una transformación social que ha traído en muchos casos la solución de algunas necesidades pero a la vez la amplitud de otro tipo de brechas, visualizando soluciones inmediatas que no atienden a las necesidades integrales de la sociedad, aseverando en muchos casos la realidad inicial.
Latinoamérica tiene muchas oportunidades para lograr hacer que el valor compartido sea un verdadero camino para hacer frente a las diversas necesidades sociales; ahora bien, según comparte Calderón-Gutiérrez (2017), la terea que se debe gestar desde los gobiernos y por ende al interior de los sistemas educativos, debe dar cuenta de una articulada participación de comunidades indígenas, negritudes, víctimas de conflicto armado, organizaciones no gubernamentales que prioricen la participación de la mujer y antes que nada, la participación de la comunidad sin importar su ideología política, orientación sexual, capacidad económica, entre otros; de esta forma la confección de soluciones que pueden ser atendidas desde la educación en todos sus niveles estará acercando a la sociedad latina a la construcción del valor compartido desde la educación.
Por último, cabe mencionar que la gestión de acciones enfocadas a la sostenibilidad en el marco de la educación, debe atender las particularidades y la pertinencia de la educación en cada población, esto considerando que la cultura latina esta marcada por el afán de adoptar modelos educativos y prácticas pedagógicas externas, y que si bien algunas de estas prácticas pueden haber sido exitosas en otros contextos, por la heterogeneidad cultural y social latina se deben hacer grandes esfuerzos para que se creen modelos educativos propios, que denoten la ancestralidad de los territorios y que suplan las necesidades únicas de la sociedad y que sirvan a las futuras generaciones para encontrar el propósito mismo de la educación como integrador social del cambio.
CONSIDERACIONES FINALES
Al momento de evaluar el desempeño de un sistema educativo ya sea el latino y de cualquier parte del mundo, siempre resulta ser una labor que no se puede limitar en si misma a la educación, sino que debe permear muchas otras áreas en las que la población participa y tiene incidencia; esto hace que el concepto de sostenibilidad sea llamado a ser integrado en la confección de políticas públicas, planes, programas y proyectos; todas estas dando como resultado que la participación social tenga una alta dosis en articulación con los diferentes niveles educativos y que las voces de quienes integran un sistema educativo sea consideradas con la representación que se merecen.
Al pretender comprender que un sistema educativo sea sostenible, es indispensable analizar tres perspectivas para que este pueda contemplar la sostenibilidad social, económica y ambiental; en todo caso el gerente educativo quien a la vez ejerce un liderazgo marcado por la participación constante de sus grupos de interés, está llamado a analizar todos los cientos de escenarios que puede traer consigo la generación de soluciones sociales desde la educación, representando sin igual a dudas que el gerente educativo no tiene ganada la premisa de ser sostenible, sino que debe estar en un trabajo arduo y continuo por promover que los actores sociales contribuyen en ese camino de ser sostenible e incluyente, administrando un correcto uso de los recursos: económicos, financieros, intelectuales, culturales, tecnológicos, entre otros.
El camino de ser sostenible demanda una articulación de todos los niveles de formación y esto hace que la educación inicial que incluye a su vez prácticas pedagógicas, revisión de modelos educativos pertinentes, adopción de tecnologías educativas, gestión de recursos lúdicos, entre otros; se debe proyectar de manera que abarque otro niveles de educación como lo son el nivel de formación de la educación media, en la cual se arraigan rasgos mismos del intelecto de las personas, se afloran los rasgos de la personalidad, haciendo de la educación un medio para fortalecer las potencialidades de cara al estudiante, quien más adelante llegará a la educación superior a través de un recorrido integral del entorno y del conocimiento de si mismo; es por esto que la educación de forma transversal se articula con otras áreas del conocimiento como la sociología, la psicología, la antropología entre otras por nombrar alguna de ellas, permitiendo ser el reflejo del estado por el cual a traviesa una sociedad.
Hoy en día se ha cuestionado mucho el rol de la educación y la pertinencia de esta en la vida diaria, tanto es que muchos empresarios y celebridades mencionan que no es necesario el contar con un título de formación académica para afrontar la vida, y es quizás allí donde se debe dejar clara la finalidad misma de la educación, la cual no es garante de un futuro exitoso, pero si forja el camino para serlo; es claro que la educación no es la acumulación de titulaciones académicas, peso si resulta ser un determinante al momento de evaluar indicadores como al nivel de vida, la calidad de vida y hasta la esperanza de vida, lo cuales se relaciona directamente con un proceso de educación pertinente y coherente para con las demandas sociales de un grupo poblacional.
Por último, se identifica la importancia de consolidar el concepto de valor compartido desde la educación, entendido este como el medio desde el cual los sistemas educativos alcanzan su autogestión y se orientan a estar en una constante actualización que demuestra pertinencia, objetividad y calidad; no se puede desconocer que la educación y los procesos educacionales dan cuenta de las necesidades que un territorio requiere suplir, y esto por esto que no se pueden instrumentalizar los procesos educativos para el adoctrinamiento o la estandarización del conocimiento, sino que deben ser una puerta al conocimiento y a la verdadera formación Integral.
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[1] Líder del Semillero de Investigación PROGRESSIO, Decanatura de División de Educación Abierta y a Distancia, Facultad de Ciencias y Tecnologías, Universidad Santo Tomás, Bogotá D.C. Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2728-9660