Mestizaje, sincretismo y transculturación. Tres categorías para entender la nacionalidad cubana. Apuntes y reflexiones
Mestization, syncretism and transculturation. Three categories to understand cuban nationality. Notes and reflections
AUTOR:
Luis Alberto Pérez Leyva
Profesor Auxiliar.
Universidad de Guantánamo, Cuba.
ORCID: https://orcid.org/0009-0005-4490-3935
RESUMEN
Con el inicio del descubrimiento de América, comenzó un período devastador para las culturas aborígenes de las tierras descubiertas. Sus costumbres sociales y religiosas fueron arrasadas mientras trascurría los inicios del siglo XVI. La extensión de la esclavitud y la explotación africana profundizó aún más el proceso de mestización en Cuba como en otros territorios conquistados por los europeos, lo que conformó de forma violenta una cultura hibrida en muchos aspectos. El mestizaje lleva implícito la transculturación y el sincretismo que a lo interno de la sociedad colonial caracterizó sus estructuras sociales de profundas raíces históricas. La presente investigación plantea como objetivo: valorar los aportes de las categorías mestizaje, sincretismo y transculturación a la conformación de la nacionalidad cubana. La metodología utilizada es la investigación-acción-participación (IAP), la cual permite combinar procesos, el de conocer y el de actuar, implicando en ambos al sujeto de investigación. La (IAP) proporciona un método para examinar la realidad objeto de estudio y permite planificar acciones para transformarla. Es un proceso que combina la teoría y la práctica, favorece el aprendizaje, la toma de conciencia crítica de la realidad, su empoderamiento, su movilización colectiva y su ejercicio transformador. La metodología sigue cuatro fases, a) observación participante, en la que el investigador se involucra en la realidad estudiada, participando en sus procesos, b) la investigación participativa, en la que se diseña la investigación y se eligen sus métodos, basados en el trabajo colectivo, la utilización de elementos de la cultura popular y la recuperación histórica.
Palabras claves: Mestizaje, Sincretismo, Transculturación, Nacionalidad cubana, Hibridación, Religiosidad popular.
Abstract
With the beginning of the discovery of America, a devastating period began for the aboriginal cultures of the discovered lands. Their social and religious customs were destroyed during the beginning of the 16th century. The extension of slavery and African exploitation further deepened the process of miscegenation in Cuba as in other territories conquered by Europeans, which violently shaped a hybrid culture in many aspects. Mestizaje implicitly implies the transculturation and syncretism that within colonial society characterized its social structures with deep historical roots. The objective of this research is: to value the contributions of the categories mestizaje, syncretism and transculturation to the formation of Cuban nationality. The methodology used is research-action-participation (PAR), which allows combining processes, that of knowing and that of acting, involving the research subject in both. The (IAP) provides a method to examine the reality under study and allows planning actions to transform it. It is a process that combines theory and practice, favors learning, critical awareness of reality, its empowerment, its collective mobilization and its transformative exercise. The methodology follows four phases, a) participant observation, in which the researcher is involved in the reality studied, participating in its processes, b) participatory research, in which the research is designed and its methods are chosen, based on the collective work, the use of elements of popular culture and historical recovery.
Keywords: Mixture, Syncretism, Transculturation, Cuban nationality, Hybridization, Popular religiosity.
INTRODUCCIÓN
El encontronazo entre las dos culturas tras el Descubrimiento de América provocó la desaparición casi total de la población aborigen, sin embargo, muchas de sus manifestaciones culturales se mantienen vivas. De igual forma, las distintas culturas africanas introducidas forzadamente, corrieron similar suerte, al ser como aquellos sometidos a la esclavitud. La diferencia estuvo, que los africanos fueron más resistentes y lograron a costa de un gran sacrificio asimilar muchos patrones del colonizador e integrarse a la nueva realidad.
A pesar de que la invasión y colonización de América generó aspectos negativos, si se analizan las profundas y devastadoras consecuencias que significó este proceso para las culturas sometidas. En gran medida representó la implantación de sociedades acéfalas económica y políticamente en Latinoamérica y en Cuba particularmente. “La deformación estructural que afecta a América Latina se remonta a la conquista y la colonización”, (Pérez, 2023, p. 76).
Además de la imposición cultural, trajo consigo otros ingredientes que se fueron sumando para dar origen al criollo y la consiguiente formación de la nacionalidad cubana. En este proceso histórico, desempeñó un importante papel el mestizaje, el sincretismo y la transculturación; las que devienen en importantes unidades de análisis y categorías para entender las consecuencias generadas en la conformación de la nacionalidad cubana.
En tal sentido, la investigación: “Mestizaje, sincretismo y transculturación. Tres categorías para entender la nacionalidad cubana. Apuntes y reflexiones”, se adentra en el intrincado tema de los aportes a la nacionalidad de las culturas mestizas que integraron el etnos-nación cubana.
El tema ha sido abordado por diversos autores, (Ortiz, 1983 y 2015), (Canclini, 1990), (Bolívar 1991), (Ramírez 1999), (Barnet, 2001 y 2011), (Cabrera 2015), (Martínez 2016), y (Guanche 2010, 2011 y 2016). Estos autores han tratado la temática desde diversas perspectivas, antropológicas, etnográficas, históricas y socioculturales, destacando la unidad dentro de la diversidad que representó el mestizaje de culturas.
La investigación propone tiene como finalidad: valorar los aportes de las categorías mestizaje, sincretismo y transculturación a la conformación de la nacionalidad cubana.
El aporte es una valoración crítica desde enfoques de la filosofía decolonial, que sirven de sustentó epistémico para la valoración de que en la conformación de la nacionalidad cubana influyeron tradiciones, costumbres y religiones para conformar una unidad basada en una cosmovisión multicultural.
DESARROLLO
La formación del criollo tiene sus orígenes en la mezcla de tres culturas que conforman el tronco de la nacionalidad cubana. La aborigen, que aportó elementos del lenguaje y costumbres alimenticias, la española que brindó un amplio abanico cultural y que se mezcló con nuestros primeros habitantes imponiendo su influencia. A este proceso de mestización las distintas culturas africanas introducidas bajo el sistema de la trata africana y la esclavitud de plantaciones contribuyeron a diversificar aún más el profundo proceso que estaba en marcha a su llegada forzosa.
Sin embargo, para entender la profundidad cultural del proceso histórico mestizaje, sincretismo y transculturación; es necesario adentrarse en sus componentes epistémicos y la manera que fueron conformando una nación multicultural en todos los aspectos del desarrollo social.
Transculturación
Este fenómeno comportó en nuestro país un rico proceso de hibridación cultural, en tal sentido, Ortiz (1983), refirió que: “la transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una desculturación y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de neoculturación… en todo abrazo de culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinta a cada uno de los dos. En conjunto, el proceso es una transculturación” (Ortiz, 1983, p. 90).
El análisis de esta categoría y sus aportaciones en la conformación de la nacionalidad conlleva a dilucidar en gran parte de los componentes transculturados dentro de la sociedad. Aunque el presente artículo no pretende abarcar todos los aspectos constitutivos de esta categoría, si apuntalar a los elementos esenciales.
La transculturación como categoría multidimensional abarca más de un aspecto dentro de la conformación y desarrollo de la sociedad cubana. De la mezcla de culturas, hispana, amerindia y africana; varios son los aspectos de remembranza.
Los componentes hispánicos influyeron marcadamente como cultura dominante, propia del proceso de colonización en la estructura socio clasista. Junto con la inmigración de funcionarios, sacerdotes, comerciantes y militares; también inmigra de modo mayoritario mucha gente de las capas sociales más humildes, que vinieron a engrosar “el complejo mosaico étnico de Cuba” (Guanche, 2011, p. 31).
Los impactos culturales son variados y diversos, en sentido general expresadas en los objetos y modos de hacer. Estas influencias fueron concluyentes en el proceso histórico de formación de la cultura cubana, pues abarca todos los aspectos de la vida social, que sirven de base a la cultura alimentaria, los instrumentos de trabajo, las artes de pesca, el vestuario, la vivienda y los medios de transporte.
En el campo de saberes, en cuanto a las diversas formas de la conciencia social, los aportes hispánicos desempeñaron un papel multidisciplinario en la formación de la cultura nacional. El proceso de conformación de la organización familiar, la lengua, los gestos, y las supersticiones; así como los usos y hábitos cotidianos, se convirtieron en herencias de la cultura dominante.
Aunque en el proceso transcultural, no solo los aspectos hispánicos impusieron sus patrones, también recibieron las influencias de las culturas dominadas, cuyo proceso fue recíproco; unas veces pacífico y gran parte violento. En el mayor de los aportes de los elementos hispánicos, radicó y aún se encuentran visibles, los componentes de la religión.
La transculturación tuvo su primera causa en el contacto de los colonizadores con las poblaciones nativas y posteriormente, los africanos; sin embargo, la imposición cultural dominadora actuó de catalizador para la hibridación y mestizaje operado en casi todos los aspectos de la cultura. Este posicionamiento se fundamenta en la teoría del desarrollo de la historia.
Es innegable en el contacto entre una o más civilizaciones, que los componentes culturales entren en contacto. En caso tanto de la historia de Cuba, como de América, lo que ocurrió fue una imposición de culturas. Por tanto, las civilizaciones sometidas dentro de su capacidad de respuesta ante tal hecho buscaron todas las vías de preservar sus saberes ancestrales, aunque en el mayor de los casos sus culturas materiales fueron prácticamente arrasadas.
Mayormente, las diversas culturas y etnias africanas pudieron conservar sus conocimientos y saberes ancestrales, dado que mayoritariamente eran culturas de la oralidad. Culturas orales que por su carácter subjetivo fueron transmitidas de generación en generación.
Aun así, no escaparon de las influencias de la cultura dominante, las que asimilaron a partir de patrones de similitud con la suyas. La influencia en la población hispana de elementos que formalmente no se corresponden al catolicismo, sin embargo estaban profundamente en la mentalidad española como consecuencia de la convivencia de siglos con moros, judíos, paganos y sobre todo previo al proceso de conquista de América, con una población andaluza con un bajo conocimiento de los dogmas de la fe católica; permiten que se integren a sus creencias componentes asumidos del paganismo, la brujería, el misticismo, la astrología, la cartomancia, el cabalísimo y otras creencias de la Edad Media tardía. “Estas creencias vinieron ocultas, disfrazadas en el interior de la importación católica hispana” (Torres, 2008, p. 39).
Las dogmas y supersticiones, la fe en los santos como entidades extraordinarias en sí mismas, y las cuales resumen los procesos transculturales que han tenido lugar. La creencia en las almas de los difuntos, fantasmas y aparecidos, y la posibilidad de la comunicación de estos con los hombres constituyen herencias llegadas con los españoles.
Incluso a nivel popular está extendida en el pueblo la visita sistemática a los cementerios para rendir homenaje a los difuntos, además de ofrendar flores y vasos de agua delante de sus retratos en los hogares. También se les realizan misas en las iglesias con el propósito del descanso de sus almas.
“…la fe, basada en la creencia en los santos y los espíritus a los que se le han incorporado elementos de la santería y la regla del palo-monte africano, lo que hace de su ritual un complejo religioso cultural diverso…” (Pérez, 2021, p.9). Si bien el principal aporte de los componentes hispánicos radicó en la formación de una cosmovisión basada en los dogmas y principios morales de la religión católica; su principal aportación está en la sincretización de sus elementos religiosos con los componentes amerindios y africanos.
Sincretismo
El termino, ha sido abordado por diversos autores, desde diversas perspectivas, como Fuentes 2018 y Valdés 2019, el propio Ortiz abordó la cuestión sobre esta categoría en su amplia obra científica, como en la serie titulada Hampa Afrocubana. En los libros escritos sobre la vida y tipologías de los esclavos presentes en la Isla, se hace referencia al profundo sincretismo de las culturas mestizadas.
El término se refiere a “la incorporación a la doctrina de la fe y el culto de cualquier religión de elementos de otras doctrinas religiosas y filosóficas. El sincretismo es una característica de toda religión. Por ejemplo, el cristianismo mismo es una combinación de las concepciones de las antiguas sectas judías, de las religiones orientales, de la filosofía griega y romana”, (Rodríguez et. al. 2019, p. 148).
El aspecto religioso se caracteriza por un pensamiento colectivo, guiado por los mismos sentimientos y la necesidad de libertad. Este principio se convirtió en la base de la teosofía afrocubana vista en los cultos a sus orichas transculturados con los santos católicos ante la necesidad de profesar su fe en las creencias oriundas de su continente.
En este sentido, se hace necesario enfatizar que, aunque en las creencias hispánicas estaban presentes cosmogonías de la Edad Media tardía, como las creencias en la brujería, los conquistadores vieron en las creencias amerindias y africanas, como cultos paganos. En este móvil no solo se ocultaron condicionantes religiosas, sino políticas, y está en el hecho de no aceptar las culturas sometidas e imponer la suya.
En este intercambio colonizador, colonizado, la cultura dominante apeló a denominar peyorativo de brujería y paganismo a los cultos y creencias que no se sometieron al cristianismo. Al respecto, Lachatañeré (2011) sentenció: “…en Cuba, entre personas alejadas de los pormenores de problema afrocubano, se usa brujería en su acepción occidental, alimentada por prejuicios religiosos, de modo que todo lo que no esté bajo la pomposa magia de la liturgia católica ha de ser considerado como herejía” p. 266.
La aplicación del término brujería por parte de los colonizadores, no surgió durante la colonización de América, pues ya se aplicaba a la magia medieval y a las creencias de los africanos por los monjes capuchinos que fueron a cristianizar el Congo. De alguna manera tal concepción sobre las creencias afrocubana ha perdurado a nuestros días, y se debe en gran parte al desconocimiento del mundo cultural de los afrocubanos.
Sin embargo, a pesar del intento colonizador por borrar los aportes culturales africanos, sus huellas quedaron impresas en la conciencia social del fenómeno criollo cubano. Este factor fue posible dada las continuas oleadas de africanos que entraron en Cuba desde el inicio mismo de la colonización. “En 1580 el cabildo de La Habana recomendaba traer mil esclavos para explotar los yacimientos mineros de Baracoa” (Portuondo, 2000, p. 126).
La proporción de los esclavos se fue haciendo cada vez mayor en la medida que fue más creciente la mano de obra, sobre todo a comenzar a aplicarse el sistema de plantaciones. En este aspecto Portuondo (2000) refiere que “los negros de Cuba formaban tres grupos sociales definidos: los horros o libres, los esclavos y los cimarrones” p. 126.
La conformación de la sociedad criolla sobre esta base cultural significó el intercambio de diversas concepciones en el sentido más amplio del término. El complejo de la rumba por citar ejemplos connotados nació de entre los componentes culturales del africano, el bembé como festividad religiosa de carácter profano se gestó en los barracones de los esclavos.
Los africanos también nos aportaron sus animales como la gallina de Guinea, sus platos típicos a base de harina de maíz con carne de puerco o cerdo, en diversas variantes de funche. Su dieta conformada por viandas como ñames, plátanos y compuestos de quimbombó.
El tabaco representó y aun representa para la cultura cubana no solo uno de sus renglones exportables, sino también un poderoso instrumento de fuerza mística y ritual. “… el tabaco se empleaba en polvo era para esparcirlo por el aire con el objeto de ahuyentar la cosa mala… Si el tabaco se consumía en humo, éste se quemaba como sahumerio para que se elevara a los númenes o espantara a los malos elementos” (Ortiz, 1983, p. 115).
Concretamente, el sincretismo constituye un complejo sistema cosmovisivo que expresa las muy variadas formas de interpretación de la realidad circundante por los individuos. En este aspecto “… de los cultos sincréticos, el espiritismo cruzado constituye una cosmovisión híbrida que, como consecuencia de la transculturación, estas culturas fusionadas o mestizadas derivaron en una confluencia de sentimientos, costumbres y hábitos que van tejiendo la historia de la nación en su aspecto más intrínseco de la identidad cultural, racial e individual, fenómeno que llega a nuestros días” (Pérez, 2023, p. 4).
Dentro de los marcos del sincretismo, particularmente la creencia del espiritismo cruzado como manifestación cultural, sintetiza la herencia transcultural gestada en Cuba durante la época colonial. Esta creencia ha llegado hasta la contemporaneidad conservando en su ecléctico ritual una riqueza que no solo se traduce en su sistema de cultos, sino también en su compleja cosmovisión de culto a los antepasados.
“La religión católica, en sus rígidos moldes, no penetró al ingenio. Pero sus santos se asomaron a los bateyes cuando reunida la dotación explotaba el contenido furor de los tambores. Agrupados en un solo y aniquilador trabajo, hombres de las más diversas culturas, juntos por fatalidad histórica, pero con distintos idiomas, concepciones religiosas, expresiones musicales y todos con un mismo terror y una misma ansia de liberación, el batey fue como un templo demoníaco donde se iniciaba una nueva creencia. La religión con dioses blancos y dioses negros, con rezos católicos al compás de tambores. La ciudad habría de darle, mucho más tarde, la forma distintiva a este sincretismo. Pero allá estaban ellos desahogando el dolor contenido, retornando así mismos y renaciendo. El ingenio, además de tumba, fue fragua” (Moreno,1978, p. 126).
La permanencia de los objetos, símbolos y otros códigos rituales legados a la nacionalidad cubana, contribuyeron no solo a su gestación, sino también a su permanencia. Su significado constituye una de las más genuinas expresiones identitarias presentes en la nacionalidad.
Mestizaje
Sobre el mestizaje cultural que se desarrolló en América Latina partir del siglo XVI, Le-Riverend expresó: “La sociedad colonial se va definiendo y estabilizando a lo largo del siglo XVI en unos casos; en otros ello ocurre en el XVIII y más cerca de nosotros en el XIX… Se inicia y se expande el proceso de transculturación que da sus primeros frutos en las llamadas sociedades criollas. Todo ello representa un desarrollo objetivamente especifico de los elementos ibéricos con la síntesis de creaciones indígenas y africanas. Hay un mestizaje cultural caracterizado por su dispersión y su irregular integración. Se destaca particularmente en lo religioso y lo lingüístico” (Muro, E. 2010, p. 38).
En este sentido, las religiones de base africanas, junto a las huellas amerindias, simbolizaron uno de aspectos más genuino del naciente acriollamiento no solo en Cuba, sino en las patrias latinoamericanas. Este proceso de mestizaje cultural incidió significativamente en la conformación de la nacionalidad donde se presentaron diversos aspectos culturales, entre ellos el religioso, el cual dejó una importante huella en la historia y evolución del pensamiento en una sociedad que comenzaba a sentirse y expresarse criolla.
Ortiz, 2015, expresó: “…el mestizaje así los grupos de blancos como los de negros se afectan por igual en cuanto a su color y a sus caracteres genéticos aun cuando se alteran en grado diverso tocante a lo cultural, en proporción a la diversa potencialidad de sus culturas y a los complejos factores sociales que determinan el proceso de toda transculturación” pp. 183-184.
La presencia de elementos indígenas, hispanos y africanos en el mestizaje, así como de elementos culturales se insertaba en el contexto de la transfusión o traslación de caracteres. A este proceso Ortiz denominó de “influjo recíproco” entre la raza blanca y la negra. (González, 2008, p. 151).
METODOLOGÍA
La investigación se sustenta en la metodología Investigación-Acción-Participación (IAP). Sus métodos e instrumentos permiten armonizar procesos, el de conocer y el de actuar, involucrando en ambos al sujeto de investigación. La (IAP) proporciona un método para explorar el objeto de estudio y favorece proyectar trabajos para transformarla. Es un proceso que ajusta la teoría y la práctica, ayuda al aprendizaje, la conciencia de análisis de la realidad, su empoderamiento, su movilización colectiva y su transformación.
Sus técnicas, básicamente son participativas, (observación participante, entrevista enfocada, recopilación de información de campo), las mismas favorecen que el investigador se convierta en sujeto y objeto dentro del proceso investigativo.
La metodología sigue cuatro fases, a) observación participante, donde el investigador se implica en el contexto, participando del proceso, b) la investigación participativa, en la cual se traza la investigación y se seleccionan los métodos asentados en el trabajo en equipo, el uso de los componentes de la cultura popular y rescate histórico.
La metodología se aplicó a la comunidad Loma del Chivo en la ciudad de Guantánamo. Tomando en consideración, que este enigmático barrio de la urbe constituye reservorio de costumbres y tradiciones asentadas en migrantes anglófonos y francófonos. En la actualidad se encuentran los descendientes de estos migrantes, portadores de la historia, identidad y tradiciones de sus antepasados.
En tal sentido, el investigador consideró pertinente aplicar esta metodología en trabajo de campo en el citado barrio con fin de interpretar los aportes a la nacionalidad cubana, teniendo como muestra las tradiciones y costumbres religiosas básicamente donde se entremezclan los referentes tratados en el presente artículo sobre los aportes del mestizaje, la transculturación y el sincretismo.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El artículo es parte de la tesis doctoral que desarrolla el autor, sobre la evolución y desarrollo del espiritismo cruzado en la religiosidad del cubano.
En la concepción religiosa de esta creencia, devenida práctica cultural, se entremezclan los aportes del mestizaje, la transculturación y el sincretismo, desde una visión de la religión, los practicantes y creyentes de esta cosmovisión. “Esta cosmovisión del mundo entraña la visión de Dios como unidad presente en la naturaleza y las cosas” (Pérez, 2024, p. 8).
Teniendo como premisa la unidad de criterio, que considera a Dios presente en la naturaleza y las cosas, como concepción panteísta, el espiritismo cruzado nuclea en su visión, la percepción de (intercambios culturales continuos), según criterio del autor, este intercambio permite la interconexión de diversos elementos de la cultura, la oralidad, las tradiciones y costumbres.
Al valorar los aportes del trinomio, mestizaje, sincretismo y transculturación como un proceso en el cual se distancian y se unen a la vez, los fenómenos de la cultura y la sociedad, deviene nuevo escenario para apreciar la identidad cultural, no solo cubana, sino también la latinoamericana, en su evolución histórica. El mestizaje y su consecuente proceso de sincretismo, no solo permitió la integración de elementos culturales para dar como resultado un nuevo fenómeno, lo criollo, lo autóctono. Estas categorías permiten comprenden la trascendencia de la nacionalidad cubana en el tiempo.
La superación de la etapa de aculturación como fenómeno de aceptación y asimilación indiferente de una cultura a la que se le impone otra, la aceptación de la imposición sin resistencia es lo que ha permitido que la inmanencia de las culturas integrantes sobreviva en la síntesis cultural cubana, que con justeza Ortiz llamo ajiaco cubano.
CONCLUSIONES
En su ontología, mestizaje, sincretismo y la transculturación, no solo explican la naturaleza y esencia de la nacionalidad cubana en sus aspectos constitutivos.
Se evidencia desde la lingüística, el arte, la religión, en sentido general en la cultural, la evolución de una nación que no ha permanecido extática en el tiempo, sino que ha evolucionado a través del tiempo, sorteando grandes retos, como el que significa la globalización tecnológica, sin perder la esencia de sus tradiciones.
En las huellas culturales manifiestas en la nacionalidad cubana, permanecen como patrimonio material e inmaterial, que definen la identidad nacional, los aportes de 6 siglos de formación de una identidad criolla que llega hasta nuestros días, una cosmovisión unitaria forjada en valores históricos de nuestros antepasados.
El tabaco, entre tantos elementos constitutivos en el sincretismo cubano ha constituido un elemento definitivo. Es parte de la cultura popular, porque en su contrapunteo ha trascendido como símbolo de tres culturas, la aborigen, la castellana y la africana, que emparentadas genética y culturalmente crearon el contenido y el espíritu de una nación, que Ortiz denominó ajiaco.
Las religiones populares cubanas, constituidas por religiones de base africana, han aportado elementos consustanciales a la nacionalidad, como son las variadas formas de identidad cultural que perviven en la actualidad y a su vez constituyen aportaciones históricas al ideal de emancipación y por consiguiente al pensamiento filosófico cubano.
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